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Una sirena de trapo DIY

Ayer la #buenaabuela y servidora empleamos el tiempo de la sobremesa después de comer en hacer esta muñeca, mi madre a los mandos de su incombustible máquina de coser con el pedal más rápido a este lado del Nalón y Pica Pecosa dibujando el patrón y trasteando entre las telas.
Esta sirena es muy coqueta y le gusta hacerse collares con las perlas que les arrebata a las ostras y pendientes con corales rojos, los más difíciles de encontrar. Al atardecer se tumba al sol sobre las rocas de los acantilados más inaccesibles y las raras veces que le apetece acercarse a los humanos los espía camuflada en un banco de algas mientras faenan en sus barcos.
Ni que decir tiene que la niña se quedó encantada y ya le pide una compañera de juegos para que no se sienta sola porque es la única que tiene.

Para ella es esta canción de Víctor Manuel (Tiempo de cerezas, 1989).
Ay sirena de la mar, si mis redes te alcanzaran,
dejarías el coral y vendrías a mi casa.
Sabes bien que allí nos faltan las espumas y las algas.
Si tú quieres lo intentamos, el amor mueve montañas.
De esta forma le cantaba trajinando por la barca
como cada anochecida, no muy lejos de la playa
a la luz de los candiles esperando la del alba
parpadeaban las estrellas y la mar velaba en calma.
Tan hermosa madrugada nunca nadie disfrutara
con el sol apareciendo y la luna en las espaldas
y en la proa de su barca la que tanto deseaba
¡Cuánto brillo en su mirada, relucían sus escamas!
«Ven al fondo, ven al agua, que allá tengo nuestra casa
si en la tierra soy extraña, tú en el mar no extrañas nada»
Una barca a la deriva llegó al puerto una mañana
y la brisa repetía: «Ven al fondo, ven al agua».
Y la brisa repetía: «Ven al fondo, ven al agua».
Y la brisa repetía: «Ven al fondo, ven al agua».
¡Pasad un feliz día!

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