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Gyozas

Ya os conté cuando hablamos del kimono horribilis que me encantan los dim sum. Pero mi amor incondicional se puede hacer extensivo a todas las empanadillas y rollitos asiáticos, así, en general, particularmente si se hacen al vapor o a la plancha.

Hace muchos años, en una vida previa al trabajo en casa, hice con mi amiga Elena, durante la hora de la comida de nuestro trabajo en plantilla, un curso de cocina japonesa. Fuimos todos los días durante dos semanas a la hora de la comida a cocinar y a aprender a hacer los platos y a comer luego lo que habíamos preparado. Dos semanas de auténtico paraíso gastronómico durante las que aprendimos un montón de recetas que yo no sabía ni que existían.

Entre todos esos platos, además del curry casero, de las judías con aliño de miso y otros platos que nuestra profe, Miho, había aprendido de su madre, estaban las gyozas.

Todo lo que pueda decir sobre estas empanadillas es poco. En casa, no duran nada en la mesa. Siempre hago un montón pensando en congelar las sobrantes y nunca quedan ni las migas, por más que vaya gradualmente aumentando la cantidad que preparo.

No os voy a engañar, como cualquier empanadilla, son un poco laboriosas, pero el resultado vale muchísimo la pena.

¿Os atrevéis a probarlas?

Ingredientes:

– 1 o 2 paquetes de discos para empanadillas asiáticas (los mejores tienen harina de arroz glutinoso, los conseguís en cualquier súper chino)
– 300 gramos de carne de cerdo picada (el filete es una buena opción)
– 1 cebolla tierna
– 400 gramos de col verde (o china, mejor todavía)
– Salsa de soja
– Aceite de sésamo
– Sake
– Vinagre de arroz
– Sal y pimienta

Los discos para empanadillas se suelen vender congelados, así que tendréis que sacarlos del congelador un par de horas antes de empezar a trabajar.

Lavad las hojas de col y hervidlas con un poco de agua con sal hasta que estén blandas, pero no totalmente cocidas.

Escurrid la col y picadla fina. Picad también la cebolla tierna. Mezclad las verduras con la carne picada y sazonad la mezcla con 1 cucharada de salsa de soja, 1 cucharada de aceite de sésamo, 1 cucharada de sake y sal y pimienta al gusto.

Poned una cucharadita de esa mezcla en medio de cada disco de empanadillas. Humedeced el borde de la empanadilla con agua y cerradla haciendo dos o tres pequeños pliegues con la masa en la parte delantera.

Cuando ya tengáis todas las empanadillas listas, poned una cucharada de aceite en una sartén grande con tapa. Cuando esté caliente, colocad todas las empanadillas de pie sobre la sartén.

Hay que esperar a que la base de las empanadillas quede dorada y con aspecto crujiente. Las podéis ir levantando de una en una para comprobar cómo está la base. Cuando ya esté bien, añadid medio vaso de agua a la sartén y tapadla rápidamente. Dejad cocer hasta que se evapore toda el agua y ya podréis sacar las gyozas y servirlas con una salsa preparada con vinagre de arroz y salsa de soja a partes iguales.

Como veis son laboriosas pero no difíciles y están espectaculares. Probadlas y me contáis, pero no me echéis la culpa si os volvéis adictos, porque yo ya os avisé!

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