Dentro del “DIY Hunters Day”
Es algo que me viene pasando toda la vida. Desde que recuerdo a casi todos los festivales, conciertos, desfiles, obras y saraos en general, acudo entre bambalinas. Servidora tiene alma de tramoyista, lucera o escenógrafa, o lo fui en otra vida y el karma me persigue. Afortunadamente.
Como no podía ser menos, ahora que buceo por el mundo blogueril y DIY, tengo la suerte de que Esther y Diana, desde Handbox, cuenten conmigo para esos momentos en los que se desbordan ¡estas chicas no paran!
Durante los preparativos previos del DIY Hunters Day, y en medio de un caos aparente, pude disfrutar del placer de diseñar lo que me gusta, de abrir cajas llenas de materiales y oler serrín o coger tijeras a manos llenas. El paraíso. Además de coincidir, hablar y trabajar, codo con codo, con personas maravillosas y con intereses afines a los tuyos. Agotador, ¿hay algo divertido que no lo sea?
¡Pero vámonos al DIY Hunters Day!
Desde el minuto uno, fue todo un llenazo. En las primeras horas, Cristina (de “Mi armario coqueto”) y yo estuvimos recibiéndoos, así que me perdí las ponencias. Un drama que queda compensado, cuando recibes a cada asistente, y empiezas a desvirtualizar a todas esas personas con las que cruzas comentarios en redes. Sí señoras y señores: tenemos cara.
Entre saludo y saludo, mogollón decidiendo a qué taller apuntarse y cuadernos para arriba y para abajo, hubo café, dulces, buen rollo y pintura en spray.
¿He dicho que me lo perdí todo? ¡No! También estuvimos realizando un upcycling en directo durante la ponencia de Ecoembes – con los que además, comparto filosofía-. ¡y qué gusto da, cuando te acercas al escenario y ves caras conocidas sonriéndote!
Sabía que durante la mañana, habría varias sorpresas preparadas para los asistentes (me ha costado un dolor callarme), pero de lo que no tenía ni idea ¡era de que había ganado dos #desafioHandbox!¡Y tuvieron el descaro de decírmelo allí sin avisar! Este de “La Pajarita” y este de “Ceys” y “Novasol”.
Así, dando palmas con las orejas, nos llegó la hora de comer en el DIY Hunters Day. La gente del catering – súper majos – nos apartó comida vegetariana a mi churri y a mi.
A parte de mover el bigote, aproveché para hablar, descubrir propuestas interesantes, beber vino, comer brownie y pasearme por el market. Si algún día os ofrecen una foto con la cámara Instax ¡no digáis que no!¡Son de lo más favorecedoras! A falta de una, me hice tres, además di con un grupo de chicas encantadoras que vinieron al taller de string art del año pasado y me lo pasé genial ¡yo!¡Haciéndome fotos! I can’t believe it! Ese, era el nivel del festival.
En fin, yo era la loca del lápiz en el pelo, a la que odiasteis cuando se completaron las plazas del taller que teníais en mente. Pero no me digáis que no os lo dije con gracia. Mas de una acabó en un taller inesperado y me consta que se lo pasó genial. ¡No había uno sólo, al que yo no me hubiese apuntado!
Comenzaron los talleres, e impartí dos seguidos con Selfpackaging y la invitación PopUp ¡Se me pasó volando! Conocí en vivo y en directo a personas súper interesantes. Me encantan estos ratitos con vosotras, conoceros y enterarme de vuestras ideas y proyectos ¡me llena y me divierte!
Desde aquí exijo pido humildemente a la organización (Handbox y YoDona) que hagan por lo menos 10 o 20 DIY Hunters Day más, quiero pasar tardes haciendo talleres y enterarme de todo en las ponencias y mesas redondas. Pero sobre todo (y en cada crónica que leo se reitera), es un día de encuentros, de comunidad e inspiración, de aprender mucho y salir con fuerzas renovadas. Tanto si lo vives desde dentro, como si lo vives desde fuera.
Por supuestísimo, a mi sólo me queda estar agradecida por la posibilidad de formar parte de este día y por todo el cariño que recibí.
¿Y tú?¿Fuiste?¡Cuéntanos tu experiencia!
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