CREACIÓN DE PIEZAS DE MODELADO CERÁMICO
Me encantan las piezas cerámicas con formas irregulares e imperfectas. Los materiales con textura natural y arenosa me parecen muy decorativos. Y si encima son objetos creados por uno mismo, ¡me chiflan! En este post explico el proceso que he seguido para obtener estas dos piezas modeladas a mano y sin torno.
El pasado mes de enero estuve en el taller de las chicas de Bcn Clay Studio, para moldear estas dos piezas siguiendo dos técnicas manuales. El arte de confeccionar piezas propias de cerámica siempre me ha encantado, es un ritual relajante y muy creativo. El tacto del material y su moldeado ofrecen una sensación hipnótica que te evade y te invita a pasar horas perfeccionando cada imperfección de la forma.
Además, hemos quedado encantados con las piezas acabadas y han resultado muy decorativas para casa. ¡Son únicas, irrepetibles y 100% hechas a mano!
EL MATERIAL
La arcilla es el material base para elaborar cualquier tipo de cerámica. Esto se consigue exponiéndola a elevadas temperaturas para fundir sus partículas y endurecer su cuerpo. El resultado es un material muy duro y duradero, con la ventaja de ser muy maleable antes de su cocción. Existen muchos tipos de arcillas y pastas con diferentes composiciones que posibilitan diferentes acabados, colores, plasticidades y diferentes grados de cocción; incluso, hay algunas que con un secado al aire es suficiente. La arcilla roja es la más común y la blanca está muy de moda actualmente, pero yo me decanté por el gres oscuro. Es un tipo de arcilla mezclada con minerales, arena y chamota. Esta mezcla es perfecta para modelar con técnicas manuales porque es más blanda y fácil de trabajar. Dediqué unas 2 horas y media al modelado de cada pieza, y gracias a las partículas de chamota, la forma deseada se mantuvo intacta durante todo el tiempo y no se agrietó con el paso de los minutos.
Como se ve en las imágenes, su color en crudo es marrón oscuro y no se aprecian las partículas arenosas, pero una vez seco y cocido, se vuelve más negro y su acabado es granuloso. Si además se le añade un poco de esmalte en el interior de la pieza, el resultado es súper decorativo.
Habitualmente el material se comercializa en bloques grandes y se debe usar un cuchillo de ceramista o un alambre de corte para dividir la arcilla en partes.
“Si te interesa saber dónde comprar estos materiales o contratar el servicio de horno, puedes dejarnos un comentario aquí en el blog”.
Es importante contar con una superficie de trabajo totalmente lisa y no porosa, como por ejemplo una mesa de melamina sin textura para no dejar marcas en la arcilla. Durante el proceso de trabajo la mesa se verá manchada, pero con agua y jabón se elimina limpia fácilmente.
EL CUENCO
La técnica de pella o pellizco es la técnica más sencilla para empezar a trabajar la pasta. Consiste en moldear suavemente con las yemas de los dedos (secos) de una mano, mientras que con la otra mano se sujeta la pieza. Esta técnica se usa para dar forma de cuenco o vaso y es muy sencillo formar las paredes curvas o rectas.
Se empieza a partir de una bola de arcilla y se inserta el pulgar en medio, para obtener la cavidad central. Pellizcando el interior de la bola con una mano y rotándola sobre la otra mano, se va moldeando la pieza. Poco a poco se va “arrastrando” material hacia arriba para crear las paredes del cuenco y para darle más altura o anchura a la pieza. Lo más importante es que las paredes sean totalmente uniformes y lisas.
Para retirar el exceso de material y que no quede una pieza demasiado gruesa, se utilizan los desbastadores. Son herramientas con punta metálica y mango de madera, que facilitan el alisado de las superficies y el retirado de material. Existen diferentes modelos y formas para adaptarse a cada pieza.
Con un cuchillo de ceramista se puede perfeccionar el acabado del borde superior para dar un efecto más recto. Aunque en función del diseño, se puede redondear o incluso curvar para conseguir otros efectos. También, existen diferentes posibilidades para la base de la pieza: una base recta se consigue haciendo presión sobre la mesa de trabajo, una base alzada se obtiene añadiendo un trozo de arcilla y, una base esférica se puede moldear con la palma de la mano.
Al acabar la pieza, utilicé la pistola de calor para eliminar la humedad del material y así asegurar la forma final deseada. Luego, se dejó secar al aire durante unos días mientras la pieza esperaba a la primera cocción a altas temperaturas. Después se le aplicó un esmalte beige en el interior del cuenco para impermeabilizarlo. Para finalmente curar el esmaltado al horno a baja temperatura.
EL JARRÓN
Para crear este jarrón seguí la técnica de los “rollos o churritos”. Esta pieza está compuesta por diferentes pisos de “churritos”. Para obtener cada uno, se moldea una bolita de arcilla sobre la mesa de trabajo hasta conseguir una tira cilíndrica moviendo la palma de la mano hacia delante y hacia atrás. Con ambas manos se sigue “estirando” el material hasta conseguir la longitud de “rollo” deseada. Se debe repetir el proceso hasta conseguir todas las tiras necesarias para finalizar toda la pieza.
La técnica es muy sencilla, primero partí de una base tipo cuenco modelada a partir de la técnica del pellizco. Sobre esta base fui apilando cada “churrito” uno encima del otro en forma de aro. Antes de añadir más aros a cada piso, es importante ir uniendo el material entre sí. Tanto el aro de la parte inferior de la pieza como la unión de los extremos del “churrito”.
Estas tiras de arcilla, deben ser un poco más gruesas que la pared deseada de la pieza final. Ya que se necesitará un poco de material en el interior y exterior del jarrón, para conseguir la unión con los “churritos” contiguos, sin necesidad de añadir agua. Es muy sencillo, primero se aplasta el material hacia arriba y hacia abajo con la yema de los dedos de manera uniformemente. El objetivo es que la superficie de la pieza debe quedar completamente lisa. Así se evitan posteriores grietas o roturas cuando el material seque.
Cuando se trata de un diámetro de pieza grande, la mano cabe en el interior de la pieza para unificarlo, pero a medida que este tamaño se estrecha puede que la mano no entre en el hueco interior y es necesario utilizar unos útiles llamados “riñones o raspadores”. Son una especie de espátula flexible de goma, metal o madera para alisar superficies. Se pueden comprar o fabricarlos uno mismo con tarjetas de plástico, trozos de lata de refresco, goma…
Y hablando del diámetro de la pieza, para saber la longitud de cada “rollo”, se debe tener en cuenta el tamaño deseado de la pieza. En mi caso, por ejemplo, los “churritos” del centro jarrón son más largos que los del cuello estrecho de arriba; así que, fui adaptando cada longitud según el diseño.
Para finalizar el modelado, utilicé una torneta (plataforma rotativa) y una esponja un pelín húmeda para alisar homogéneamente todo el jarrón. En cuanto obtuve la forma deseada final, apliqué calor para endurecer y asegurar la forma. Al igual que el cuenco, la pieza se dejó secar al aire durante unos días, se coció a altas temperaturas, se le aplicó esmalte en el interior y se volvió a hornear a baja temperatura.
Sin duda fue un placer poder estar en ese espacio tan chulo, rodeada de tanta creatividad. ¡Ya tenemos un montón de ideas para continuar haciendo más piezas con diferentes técnicas y próximamente también con torno próximamente!
¡Hasta pronto y feliz junio!