Un regalo para dos
Mis primeros contactos con las telas, por muy raro que os parezca, estuvieron relacionados con el CORTE. Sí, sí, meter la tijera a un buen retal para despiezarlo y obtener las partes que formarían una confección. Este era mi cometido cuando mi madre se decidía a coser para el hogar (cortinas, manteles, almohadones, cojines y hasta edredones). Mi madre es una persona con mucha paciencia con las labores. Desde niña la recuerdo con agujas de todo tipo y cualquier proyecto conseguía ser perfecto. Buscaba soluciones a todos los imprevistos: combinación de colores por falta de hilo, bieses hechos con retales que por dentro parecían puzzles o mezcla de materiales ante la imposibilidad de comprar los más adecuados. La cabeza funcionaba al 100%.
Lo que no funcionaba era esa seguridad a la hora de cortar. Y ahí estaba yo! No es que me doliese equivocarme y estropear el tejido, pero cortar había que cortar. Y yo más chula que un ocho tenía una disposición total para mi cometido. No niego que metí la pata más de una vez, pero siempre, siempre, le encontré solución.
Y todo esto viene a contaros lo que hice con uno de los regalos de Olivia por su cumple: un RETAL de piqué estampado. Ya de por sí a los niños les apasiona que le regalen ropa (¡mentira!), pero que les regalen un retal puede llegar a ser lo más (¡qué bola!). Todo esto es inversamente proporcional a la impresión de los padres que en el momento de abrir los regalos piensan: “Un juguete más y yo tendré que dormir en el trastero”.
Sobra deciros que Olivia me pasó el retal tras abrir el paquete y yo encantada de la vida, por supuesto! Pues el lunes… nada (que tocaba fregotear media casa), el martes… mi cabeza empezaba a pensar en un cuello de ganchillo unido al escote de un vestido y el miércoles… tijera en mano corté la tela sin pensarlo. Ya os dije en anteriores entradas como en ESTA, que mis costuras no tienen pruebas, se modifican sobre la marcha y se adaptan a tela y cuerpo para EXPERIMENTAR algo que todavía no se ha practicado. En este caso probé con:
1. Corte de un vestido recto justo por la línea de la sisas mediante una elipse. El resultado es un canesú muy corto en el delantero y una espalda más baja (justa para la abertura abotonada).
2. Confección de un godet en el centro de la espalda, cuyo vértice coincide con una señora lazada plana.
3. Unión del famoso cuello vintage de crochet a una costura (le tenía unas ganas…). Teneis pruebas en mi tablero with AGUJAS de Pinterest.
CONCLUSIONES:
1. El próximo cuello de crochet va directo a una camiseta. Me chifla!!!
2. Hasta ahora un godet era para mi algo sin muchas posibilidades, fuera de la típica falda de señora con abertura. Confieso que me equivoqué totalmente.
3. El corte en elipse lo repetiré seguro pero con dos telas totalmente contrapuestas. Miedo me doy
Esto va dirigido a Bea: Olivia te agradece mucho el regalo, pero su mamá más. Gracias guapa!
eLISA
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