Tricotín de verano!
Como ya os advertí en el último post, la maquinilla de hacer churros de lana, no iba a desaparecer tan fácilmente del blog 🙂 y aquí seguimos haciendo churrillos como si no hubiese un mañana…
Esta vez el tutorial es prácticamente igual, pero como cuando empiezas con la maquinilla, no puedes parar, no dejas de ver utilidades y aunque si sigo a este ritmo corro el riesgo de acabar poniendo nombres de lana a cada cosa que hay en mi casa, por ahora hemos empezado con los capazos de verano. Y este es nuestro primer intento, no es perfecto y aun hay mucho que mejorar, y además he descubierto que yo, la reina de los pollitos pompón de mi colegio, he olvidado como hacer un pompón en condiciones :-).
Aun así, después del éxito del primer post, este capazo tenía que aparecer en el blog.
Por cierto, me habéis preguntado mucho por la ya famosa maquinilla de los churros (realmente llamada tricotín), a mi esta me la dejó mi prima que parece que la ha comprado en Amazon, pero investigando en mi (sabio) grupo de amigas, parece que en Vigo la venden en Sarabia y que además hay otras opciones más básicas, parece que en Tiger venden unas muñecas de madera que hacen la misma función (video explicativo aquí, si alguien lo intenta, por favor, queremos su opinión) y Amparo (que nos dejó un comentario genial) hacía lo mismo con un rulo y unas horquillas (emoticono del gripo, por favor…). Amparo, necesitamos conocer esa técnica ya!!
Por ahora yo sigo aprovechando mi maquinilla antes de que mi prima me la reclame 🙂 y aunque este tutorial es igual que el otro, cambian un par de cosas. Primero, que los nombres largos son más complicados pero más agradecidos a la hora de modelar el alambre y aunque nuestro «Malena» ocupa todo el capazo, cada uno puede ajustar el tamaño de la letra, a nosotras nos gustó grande.
Segundo, que hay que pegarlo a la cesta de algún modo y aunque mi primera opción de perezosa absoluta fue el pegamento textil, algo me decía que igual no aguantaba nuestro ritmo de palas, toallas, raquetas varias, flotadores, ganapán, aletas y kilos de arena de cada verano, así que las cosí como pude. No es fácil y por dentro queda un poco churro, pero quería asegurarme de no ver el nombre despegado en medio de la playa 🙂
Y por el momento y mientras que esta primavera más perezosa que yo no se digne a venir, lo usamos como almacenaje de los peluches de la cama de Malena que evidentemente ya tenían un problema grave de superpoblación :-).
En breve os iré contando mis avances con las letras y con los pompones :-). Creo que lo próximo será un atrapasueños, pero admito ideas!!