Recuperar o morir
Confieso que lo que menos me gusta hacer es atacar una PRENDA ya cosida. A mi me va más trabajar con telas recién estrenadas y afanarme en el resultado final. Creo que ya lo dije, pero lo de subir bastas, coser botones perdidos o remendar destrozos me cuesta y mucho. Los arreglos de costura se acumulan en una mesa aparte, esperando ese momentito libre que nunca aparece. Sin embargo, existen casos en los que una prenda necesita algo más. Una reparación urgente a riesgo de quedar olvidada en el fondo del armario o retirar a la bolsa del contenedor en cada cambio de temporada.
Hoy os dejo tres casos que en una mañana he resuelto. Son muy facilones, no requieren ninguna técnica especial. Lo mejor de todo es que estos tres ARREGLOS han devuelto el uso a la prenda. Son los siguientes:
1. VESTIDO CORTO. A Olivia le sobra ropa, es un defecto que creo que tenemos todas las mamás de niñas. Pero no es culpa nuestra (lo voy a decir con la boca pequeña)… hay tanta oferta que es imposible mirar para otro lado. Sin embargo, este vestido (talla 2 años) siempre me gustó como le sentaba. Aunque ha crecido, no ha aumentado mucho su contorno de pecho y todavía hoy lo puede seguir utilizando. Problema: le queda corto. Solución: le he añadido un segundo volante. Mediante un resto de tela de un estampado combinable, he realizado un bajo fruncido que he cosido al forro del vestido. Esta unión la he remallado y planchado. Para finalizar he cosido la pequeña basta a mano con puntada invisible. Y vuelta a la percha del armario!
2. ACCIDENTE DOMÉSTICO. Para el cole, Héctor suele usar diariamente polos blancos. Combinan bien, son cómodos y lo que se dice comúnmente: lavar y poner. Pues eso, lavando estaba cuando colgando la ropa en el tendal me encontré con este desastre. La lavadora había trillado un puño totalmente. Ya sé, que cambie de lavadora. Puede ser, aunque seguramente tiene más que ver con el abuso de cargar el tambor más de lo necesario. El polo estaba nuevo y lo que se me ocurrió fue convertirlo a manga corta. Basándome en otra prenda medí la futura manga, dejé sus 2cm de basta y corte. Remallé y mediante un doble pespunte finalicé el remate. Nada más complicado que esto. Ya viene el calorcito y lo usará seguro!
3. DESGASTE DE COSTURA. Ahora me toca a mi. Se trata de una blusa que me encanta, de esas que te gustan porque en una temporada no te las apeas. Te sienta como un guante y lo mejor: disimula (no voy a decir lo que). Se compone de dos tejidos, unas gasa transparente salteada de dots tricolores y un forro que únicamente cubre el cuerpo. Las características del tejido hicieron que esa manga larga, tan ceñida al cuerpo, se fuese desgastando por la costura de cierre y acabase abriendo cada vez más. Los márgenes de costura eran inexistentes y la unión se hacía imposible. Como imposible era dejarla a la vista (sólo con chaqueta, gracias). Pues en esta ocasión estudié el contorno de manga para saber dónde comenzaba la holgura… y hasta ahí corté. El puño original llevaba una aplicación de puntilla blanca que yo repetí, pero en esta ocasión, fucsia. Superada la prueba del espejo, ya me la dejé puesta!
A pesar de esto, sigo mirando para esa montaña de arreglos que no baja, no. Cada vez sube más. Habrá que atacarla!
Os pasa a vosotras lo mismo?
eLISA
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