Lámparas colgantes para jardín con cocos * DIY
La semana que pasamos en la casa Rural de Ávila tuve tiempo para hacer
algunos DIY de los que ya he compartido con vosotros un teepee o tienda
algunos DIY de los que ya he compartido con vosotros un teepee o tienda
Me había traído de Tailandia unos cocos secos que recogí en Playa Karon
porque me resultaron muy atractivas sus texturas, forma y colores, pensando
en hacer con ellos algún DIY de estilo étnico.
Los tuve en la terraza de la habitación durante nuestra estancia en
Phuket y vinieron en la maleta bien envueltos en varias bolsas.
Ya en casa los lavé bien y los dejé secar, metiéndolos varios días en una
bolsa cerrada con naftalina para hacer desaparecer los pequeños bichitos
que pudieran contener entre sus fibras.
De los posibles DIY, imaginé estas lámparas colgantes para jardín
que os muestro hoy.
Pocos materiales y un proceso muy sencillo como corresponde a la filosofía de
los Findes Frugales de Marcela Cavaglieri en los que participamos como cada
viernes.
Los cocos traen ya hechos sus propios agujeros en la base de manera natural
por lo que nos ahorraremos tener que practicarlos.
Ayudados por una aguja de punto pasaremos un cordón largo (yo utilicé
tres tiras de cordón de lino encerado) y una vez pasados anudaremos en
cada extremo del cordón un pequeño palito (los que dan en los restaurantes
japoneses se parten fácilmente y siempre resulta útil tenerlos en casa).
Los palitos quedarán dentro de cada coco al tirar del cordón y de este
sencillo modo tendremos un móvil que podremos colgar del techo si lo
quisiéramos como adorno para interior o, como yo hice, de la rama de
un árbol en el jardín.
Si queremos que sean lámparas lo único que habrá que hacer será anudar
a los palitos alguna pequeña luz tipo led de las que funcionan a pilas.
Por el día, apagadas, las lámparas/coco dieron un toque exótico a este
agradable rincón de nuestro jardín rural, al lado de una hamaca que
colgué en forma de silla en las ramas de un manzano.
Un espacio con muros de piedra, sencillos bancos de vieja madera y una
rústica mesa donde dedicamos momentos a leer, jugar con los perritos y
charlar mientras disfrutábamos alguna bebida refrescante.
Por la noche encendíamos las luces led de los cocos para conseguir una suave y
acogedora luz que, descubrimos, no gustaba nada a los mosquitos con lo cual
además de conseguir ambiente nos deshicimos de los incómodos insectos.
Este DIY no será el destino final de los cocos, en realidad desde que los
recogí y pensé en traerlos ya tenía claro para qué los quería, pero por
unos días sirvieron para decorar y disfrutar de este rincón exterior.
¿Imaginas en qué pensaba convertirlos cuando los recogí?