La cesta más dulce del mundo
Como bien sabéis, fuera de aquí, en el mundo real tengo un trabajo real con personas reales. Siempre he trabajado en Recursos Humanos, que es uno de esas áreas desconocidas que a las personas de fuera les producen muchísima curiosidad.
Os podría contar mil anécdotas sobre mi trabajo, pero eso sería otro día, porque hoy toca tutorial dulce, porque la verdad es que siempre había querido hacer una cesta de chuches, después de arbolitos, centros, tartas, packs… ya tenía ganas de cambiar un poco de formato y sólo necesitaba una ocasión especial. Y esa ocasión llegó con la boda de mi compañera de trabajo Sara, la última en incorporarse a nuestro equipo y sin duda la persona que más necesitábamos para acabar de convertirnos en la oficina más extraña del mundo :-). Porque la verdad es que en RRHH pasan muchas cosas y necesitas compañeros con un sentido del humor extraordinario para poder apreciarlas :-). Yo soy muy afortunada, y los tengo.
Pero volvamos a la cesta, por si alguno está pensando en sorprender a alguien o tenéis alguna celebración a la vista. Yo he utilizado una cesta tipo picnic, pero valdría con cualquier otro tipo de cesta, cuadrada, redonda, un capazo de playa…
la cesta era de mimbre natural, pero tenía claro que necesitábamos un color más «dulce», así que me decidí por este spray de chalk paint Rosa Capricho de La Pajarita. Es un rosa muy, muy suave, casi blanco, perfecto para que no quedase demasiado recargado ni demasiado «rosa». Al fin y al cabo ya vamos a sobrecargar con chuches luego…
Lo bueno de estos sprays es que puedes pintar en dos minutos, apenas huele porque es pintura al agua y además seca enseguida. En un par de horas nuestra cesta de mimbre, ya tenía el color adecuado!
Podríamos haber colocado las chuches directamente en la cesta pinchándolas en corcho blanco (y seguramente algún día lo haremos así) pero esta vez me pareció más acorde con la ocasión colocar las golosinas en pequeños «ramos» dentro de cucuruchos que preparamos con cartulinas pequeñas (tamaño folio).
A los lados un par de lazos sencillos y un par de cascabeles, porque los cascabeles nunca están de más…
Y lo más divertido, empezar a colocar las chuches haciendo pequeños ramos, esta vez no había que pinchar las brochetas en ningún sitio, sólo sujetarlas entre sí con un poco de celo. Y para seguir con los tonos suaves mezclamos chuches sólo rosas y blancas:
Y no hay mucho más que añadir, un par de horas y cesta preparada!! Como os comentaba, hacía tiempo que tenía ganas de hacer una cesta de chuches, y sospecho que no será la última 🙂