Flores DIY para regalar en San Valentín
Estas flores tienen más de 30 años, las hizo mi abuela. He de reconocer que entonces me parecían espantosas, hoy en día mi opinión ha cambiado.
Me estremece pensar que sus manos hicieron esta réplica de la naturaleza. Ella se llamaba Rosa, como yo. Y le gustaban las Rosas de Pitiminí, y estas las hizo intentando hacer una copia de las originales. En aquella época, para mí solamente existían las flores naturales. Todo lo demás era de muy poco gusto. Pero con los años, el punto de vista cambia. Es entrañable poder estar tocando lo que ella hizo pensando que era bello.
Ahora soy yo la que hace flores artificiales, las he hecho con botellas de plástico, y me planteo si mis descendientes pensarán lo mismo de las cosas que yo hago.
Estas mismas rosas las he mezclado con hojas verdes, el resultado es raro, pero me encanta la idea de ver unas hojas verdes que he hecho yo con mis manos, abrazando las que hizo mi abuela.
Puedes ver cómo hice estas hojas en este vídeo tutorial, también tienes el paso a paso haciendo click aquí
También he realizado esta flor de color rojo pasión, con una botella roja de plástico y una percha de la ropa, este es el resultado:
Puedes ver el paso a paso y el vídeo tutorial haciendo click aquí
Para acabar este post, añadiré nuestra propia flor convertida en un colgante. Mi nombre completo es Rosa Montesa, y existe una flor en la naturaleza con mi mismo nombre y apellido (Peonia Broteri). En la imagen puedes ver las dos versiones, la de la naturaleza, y la creada por mí con la base de una botella de plástico
Esta Rosa no es como la de mi abuela, pero tiene bastante en común con las que hizo ella. Yo también he copiado la imagen de la naturaleza.
Las flores hechas por mí no sé si durarán tantos años como las que yo tengo guardadas hechas de ganchillo, perdón, ahora se dice crochet. Pero lo cierto que yo sí tengo grabado el paso a paso. Y eso es lo que me falta para poder ver cómo las hizo ella, y hacer unas iguales a las que hizo mi abuela hace tantos años.
Si te animas, puede ser que estés regalando unas flores que duren toda la vida