El Halloween vasco
Hace años los Europeos viajaban a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. En ese viaje se llevaban maletas repletas de ilusiones pero también de costumbres de su país de nacimiento. Ya que, por mucho que estés en un lugar diferente, es difícil deshacerte de tus raíces. En los últimos años en cambio, es la cultura estadounidense quien se está haciendo un hueco en nuestras casas, ejemplo de ello es Halloween. Hace pocos años esta costumbre solo la veía en las películas y series americanas pero cada vez va extendiéndose más y más.¿Y nuestras costumbres? ¿Se quedarán atrás?
Según la mitología vasca cuando se creo la Tierra estaba siempre oscuro, y los seres humanos vivían atemorizados por criaturas terroríficas. Es por ello que los humanos insistieron a Amalur (madre tierra) para que les ayudase. Entonces ella creo la Luna. Al principio tanto humanos como brujas y genios se asustaron de su luz, pero poco a poco se fueron acostumbrando. Visto esto, los humanos volvieron a pedirle ayuda a Amalur y esta vez decidió crear un ser más luminoso, el sol. Y así se creo la noche y el día. Los humanos poco a poco se acostumbraron a la luz del sol mientras que el resto de seres no pudo. Era de noche cuando los genios y brujas salían y atemorizaban a los humanos. Entonces, los humanos volvieron por tercera vez donde Amalur y ella decidió crear una flor tan hermosa, que al verla, los seres de la noche pensasen que era el mismo sol y los dejase en paz. Así nació Eguzkilorea (flor del sol).
Basándose en esta historia son muchos las casas y caseríos que aún conservan en sus puertas para que ahuyenten a los seres oscuros. Es una tradición que me encanta es por eso que no me he podido resistir y me he hecho un Eguzkilore con materiales que tenía por casa: capsula de café, fieltro marrón y cuerda.
Corta un redondel de fieltro un poco más ancho que la capsula para poder poner los trozos de cuerda alrededor de la circunferencia. Lo mejor para pegarlo es con la ayuda de una pistola de silicona. Después pega la capsula encima. Por último solo queda recortar fieltro con forma de hoja y pegarlo con la ayuda de la silicona en la parte trasera.
Con esto no quiero decir que no me guste Halloween ni que no me haya sentido tentada a carvar alguna calabaza. Pero al igual que los americanos tienen sus costumbres, me encantaría que aquello no acabe aplastando las nuestras.
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