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diy: velas caseras de soja

Hoy os traigo un DIY que no es ningún descubrimiento pero me hacía ilusión elaborar y por fin me he animado: velas caseras. Cuando era pequeña hice en varias ocasiones (en campamentos y escuelas de verano) pero de adulta nunca, así que ha llegado el momento.

Para hacerlas escogí la cera de soja porque no contamina y es más natural que la parafina. Además absorbe mejor los olores y queda de un color blanco muy bonito.

Como recipientes, decidí reutilizar algunos que ya tenía por casa. Podría haber comprado algunos preciosos para este tutorial, pero lo consideré innecesario. En casa guardo todos los botes de cristal, y los grandes sí suelo utilizarlos pero los más pequeños al final se me acumulan. Por eso hacer velas con ellos es una buenísima opción.

También usé un par de tazas que no uso en el día a día y me daba pena que estuvieran cogiendo polvo. La de lunares, porque su tamaño no me parece práctico para lo que suelo comer. Y la del ciervo la amo, pero ya se me rompió un cuerno una vez y prohibí tajantemente utilizarla en casa, y al final esa es la peor solución. ¡Pero si las hago velas les daré un nuevo uso!

Necesitamos:

– Cera de soja
– Aceites esenciales
– Un cuenco o jarra de cristal para fundir la soja
– Una olla para hacer el baño María
– Una pala o palo de madera
– Agua
– Cordón de algodón o pabilos
– Adornos que queramos ponerle a las velas
– Los recipientes donde queramos hacerlas

Con respecto a los materiales más específicos (la cera de soja y los aceites esenciales) yo los compré en una tienda especializada en jabones que se llama El Jabón Artesanal, que además está aquí en Granada. Estuve un rato comparando diferentes opciones de varias webs y era la más barata. Además tuvimos un problema con la mensajería y el propietario me trajo los materiales en persona a casa, así que me ha apetecido mencionarla 😉 No obstante, creo que podréis encontrar estos materiales en algunos herbolarios, en tiendas de manualidades, y también en Amazon.

Hay quien utiliza jarras de cristal preciosas para hacer las velas (y que queden bonitas las fotos), pero yo me niego a comprar algo solo para esto (tampoco voy a estar haciendo velas todos los días y no es aconsejable utilizar recipientes que vayamos a emplear con alimentos), así que yo reutilicé un bote grande de café. Igual con la pala de madera, no voy a tener una solo para eso así que me decanté por palillos chinos, que siempre se acumulan.

Tampoco me apetecía comprar pabilos (las mechas) ya hechos, de los que traen base metálica abajo, porque venían en lotes grandes, así que opté por hacerlos yo simplemente con el cordón de algodón. No tenía blanco así que usé este verde menta (después de haber usado las velas puedo asegurar que da igual si tiene color). Esto complica un poco la tarea, como veremos en el paso a paso, pero no es imposible.

Preparados todos los materiales, ¡empezamos!


El primer paso es fundir la soja al baño María (echamos en la olla un poco de agua y ponemos el bote de cristal dentro). Cuando se derrite se reduce el volumen a la mitad, por lo que lo ideal es echar en nuestro bote de cristal dos medidas del recipiente donde vayamos a hacer la vela. En mi caso, por ejemplo, medí dos veces la taza de lunares y la vertí en el bote de café. Cuando empiece a derretir y a adquirir un estado líquido, removemos para facilitar la disolución y evitar que aparezcan burbujas e aire.

Cuando esté totalmente derretido tendrá un aspecto como transparente. Sacamos del agua y dejamos enfriar un poco. Hay quien utiliza un termómetro de cocina (en el envase de la cera suelen venir indicaciones de temperatura, pero yo lo hice a ojo).

Mientras dejamos que temple un poco, aprovechamos para hacer los pabilos. Para ello, cortamos varias hechas de algodón, y las introducimos en la cera. Las sacamos y las dejamos secar en un papel, colocándolas lo más rectas posible.

Lo de dejar que enfríe un poco es porque si echamos los aceites esenciales cuando está muy muy caliente se disolverán y perderán cualidades. Pero tampoco hay que dejar que empiece a endurecer, simplemente un par de minutos.


Llegado ese momento, hay que echar los aceites que queramos. Como yo quería hacer velas de diferentes olores, primero volqué la cera en los diferentes recipientes y luego procedí con los aceites esenciales. La medida es, más o menos, 50 gotas para velas pequeñas y 100 para grandes, aunque al final lo hice un poco a ojo. Si vas a hacer todas las velas del mismo olor, puedes mezclarlo en la cera antes de volcar en los recipientes. En cualquier caso, remueve bien para que se disuelva por completo. Si no, te pasará como en la mía de la canela, que se notan las gotas naranjas.

En este punto me agobié un poco porque no coloqué los pabilos, y en los botes más pequeños vi que la cera empezaba a endurecer, así que tuve que ponerlos rápido y algunos no quedaron totalmente rectos. Además, suelen recomendar pegar los pabilos al fondo para que no se muevan y, como yo había echado la cera antes, fue imposible. En la segunda tanda de velas lo hice mejor y coloqué el pabilo antes de echar la cera. ¡De los errores se aprende! Aquí entendí que comprarlos con base metálica facilita la tarea, pero vamos, que no es imposible.

Una vez tenemos la cera mezclada con aceites esenciales y el pabilo colocado, podemos decorar nuestra vela si queremos: canela u otras especias, flores secas, ramas, rodajas de limón o naranja, granos de café… ¡Hay muchas opciones!

En mi caso, hice una vela con aceite de canela + naranja y decoré con unas ramas de canela; las velas que hice con aceite de limón las decoré con lavanda; y la taza del ciervo la hice con aceites de vainilla + coco, sin decoración.

Ya solo queda dejar secar… ¡Y listo! Una vez terminado, cortamos el pabilo sobrante y punto. Te recomiendo usar unas tijeras pequeñitas y muy afiladas. Las de baño o de costura son ideales. Ten paciencia a la hora de dejar secar, porque puede que parezca que ya está, pero si intentas manipular el pabilo se moverá y se estropeará.





Si, una vez seco, se han quedado algunos restos de cera en los bordes (sobre todo se nota en los frascos de cristal), podemos limpiarlo fácilmente con un algodón impregnado en agua caliente. Al igual que la superficie de trabajo, utensilios o nuestras manos: con agua caliente sale perfecto.

La cera también se puede colorear añadiendo diferentes tintes. Pero, como dije arriba, la de soja tiene un color blanco muy bonito.

Para la próxima, pegaré los pabilos a la base y los colocaré antes de verter la cera. Teniendo esto en cuenta, será súper fácil 🙂

Yo ya las estoy usando para llenar mi taller y mi dormitorio de buenos olores, ¡seguro que repito!

Además, lo bueno de la cera de soja es que se limpia muy fácil, así que cuando se acaben estas, puedo volver a utilizar los recipientes y volver a convertirlos en vela. ¡Una reutilización infinita! 😛

¿Has hecho velas alguna vez?
¿Te animas?

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