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diy: una nueva vida a un mueble

¿Tienes por casa un mueble que ya no te gusta? ¡Dale una segunda oportunidad, sálvalo! Customizándolo y pensando nuevas maneras de utilizarlo le darás una nueva vida y a ti te hará el apaño. Eso hice yo con esta mesita de noche de Ikea, que como tal no me servía de mucho, pero como estantería en mi mesa de preparar pedidos ¡Es perfecta!
Todo empezó a raíz de #Salvemoslosmuebles, una iniciativa que ha lanzado Ikea, primero en tres de sus tiendas de Madrid pero con intención de implantarlo en todas las demás de España este año. En ellas podrás encontrar diferentes acciones: por ejemplo, la posibilidad de que tú vendas a Ikea muebles de su marca que ya no quieras. O máquinas de reciclaje bonificado, en las que, por depositar bombillas usadas, recibirás un beneficio. También puntos de donación. Y, por supuesto, el fomento de la customización como forma de darle una nueva oportunidad a un mueble. 
A raíz de esto, antes de las Navidades me enviaron un kit con un reto: darle una nueva vida a la mesita de noche Rast. Junto a ella, un buen lote de materiales: telas, pinturas, pinceles, rotuladores… Así que enseguida me puse a pensar qué podría hacer con ella. 
En un principio tenía pensado hacer una mesita auxiliar para el salón que sirviera de taburete cuando había invitados. Pero la monté sobre la mesa donde preparo los pedidos, justo delante de una pantalla de ordenador de mi chico (que nunca usa pero no quiere quitar de ahí, ejem, ejem) y se quedó unas cuantas semanas. ¿Y qué pasó? Pues que pronto empezó a llenarse de cosas: que si las tijeras, que si este paquete que tiene que recoger el mensajero, que si los cordeles… Así que dije: ¡pues ya tenemos nueva vida!
Pero claro, así, tal cual, no era demasiado práctica. Necesitaba algún compartimento más. ¡Un bolsillo lateral! Para el que solo utilicé la tela de Ikea, cartón pluma y pegamento de contacto. ¡Ya verás qué fácil es!
Primero decidí la medida y recorté dos cuadrados de cartón pluma con ésta y con ayuda de un cúter. Después, corté dos trozos de tela blanca, un pocos más grandes que el cartón pluma. Aproximadamente 2 cm más por cada lado. 
Forré los dos trozos de cartón con la tela. Para ello, utilicé una buena cola de contacto. Pegué primero un lado, lo dejé secar un par de minutos y pegué el siguiente. Así podía ir tensando bien la tela sin peligro de que se me despegara. Como veis, un proceso fácil y que no hace falta nada de costura (sabéis que yo en esta materia soy una negada). 
Cuando ya estén secos los dos cuadrados, vamos a poner los laterales. Para ello, utilicé una segunda tela, la de rayas que me envió Ikea, seleccionando solo las franjas negras. Recorté dos trozos un poco más largos que los cuadrados, para poder hacer un «dobladillo» y que no se viese el corte de la tela.
Como veis en la primera foto, yo puse la tela bastante hacia adentro, para que se sujetase bien. Las rayas me vinieron bien para utilizarlas como medida. En otro caso, tendría que haber usado la regla para que los dos laterales quedasen exactos. En el cuadrado que iría pegado al mueble, coloqué los laterales sobre la parte forrada. En el otro, sobre la parte de atrás. Dejamos secar unos minutos. 
 
Una vez seco, quedará como una especie de cuadrado, como veis en la foto. Doblamos un poco la tela de los laterales, para que quede hacia dentro y no haga bolsa hacia fuera, y le colocamos pegamento en la parte de abajo del que será nuestro bolsillo. Cuando ya esté seco, lo colocamos en el mueble con una buena cantidad de cola y, este sí, dejamos secar unas cuantas horas. Yo apoyé el mueble por ese lado contra la pared y lo dejé hasta el día siguiente. 
¡Y listo! Ya tenemos un compartimento, que hice con la medida exacta para que entrasen las cajitas y tenerlas a mano para los pedidos. ¡Ahora ha quedado todo perfectamente organizado en el mueble!
Iba a ponerle una tela blanca también en la parte trasera, para ocultar la pantalla, pero al final he puesto tantas cosas en el mueble que ni se ve. ¡Se queda así!
A mí me encanta el resultado y me está facilitando mucho la tarea. Antes tenía todo desperdigado por el taller, y ahora lo tengo todo junto. ¡Genial!
Y tú, ¿salvas los muebles que ya no usas?

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