DIY – REGALO PARA LOS NOVIOS
Hace unos días unos amigos nos hablaban de su futura boda.
Empecé a vomitar ideas y parece que les gustaron, así que me ficharon como ayudante decorativo.
Ayer fue el gran día! Por Instagram os mostré algunas de las cosas que preparé (no olvidéis seguirme!).
Pero tenía ganas de ir más allá y hacerles un detalle handmade que definiera la esencia DIYer. ¡Qué frías son las transferencias bancarias!
Así que en un viaje a Ikea aproveché para hacerme con un marco Ribba, esos que son huecos por dentro para exponer pequeños objetos.
Empecé por desmontarlo, no tiene ningún misterio, con tan solo sacar las pestañas ya está gran parte del trabajo hecho, el resto de piezas van saliendo solas.
Asi que nos quedan 4 partes:
-El marco.
-El cristal.
-El marco interior que soporta el cristal.
-La tapa trasera.
Como ya tenía todo listo para atacar limpié bien las superficies para retirar polvo o grasilla con un poco de alcohol y busqué un spray rojo, como siempre digo podéis encontrar gran variedad de sprays en esta tienda online amiga.
Con una sola capa cubrió genial, pero como el día era soleado y hacía calor aproveché para darle dos por si las moscas.
Recordad que al pintar con aerosol lo mejor es no acercarse mucho y dar pasadas, para evitar los odiosos chorretones.
Mientras acababa de secar la pintura aproveché para “atacar” el tema del cristal.
Dibujé unas guías con rotulador permanente por la parte trasera y con letras autoadhesivas (de venta en los mejores chinos) fui creando el mensaje. Quería simular una caja de emergencia, así que el mensaje lo tenía claro.
Una vez listo el mensaje dí la vuelta al cristal y borré la línea que me hacía de guía. Lo hice con limpiacristales, así de paso lo dejaba ya bien limpio. También repasé la parte de las letras con cuidado de no despegarlas (que como he dicho son del chino y no hay que pedirle peras al olmo).
Una excursión al banco y volver cargado como una mula acabó de completar mi lista de materiales. Pedí el total del regalo en monedas de 20 céntimos para que así rellenara bien el cuadro, aunque acabó pesando más de lo que imaginaba. Si lo vais ha hacer os recomiendo poner algún billete.
Y ale! un rato rompiendo cartuchos y rellenando.
Tengo un buen ojo cubero que pa qué! Quedó justo a ras, mientras lo llenaba temía que no cerrara, pero fue por los pelos.
Y ya tenía mi cuadro-regalo hecho!
No me llevó más de una hora hacerlo y el resultado me encantó tanto como a los novios, que pagaron con su cara al verlo.
Y como me sobraron un montón de letras adhesivas me pareció buena idea dejarles un mensajito en el papel Kraft con el que lo envolví.
La boda fue genial, los novios fantásticos y guapísimos y yo contento de haber podido participar en ello.
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¡VIVA LOS NOVIOS!
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