Dando segundas y terceras oportunidades ·Antes y después·
Seguro que os ha pasado más de una vez, eso de tener algún mueble u objeto, que no termina de encontrar su lugar, que no termina de encajar en ningún sitio, verdad?
Pues eso es lo que le ha estado pasando este mueble desde que lo compré.
Ya veis que es un mueble que tiene muchísimas posibilidades, y quizás por eso he tardado aproximadamente 6 años en encontrar el que espero será su lugar y su estética definitiva.
Lo compré cuando me fui a vivir a mi casita bonita, y estuvo en el salón durante todos los años que viví allí. Cuando me cambié de casa, se quedó en el dormitorio (como podéis ver en la foto) y a los meses, lo llevé al salón, justo al rincón donde tenemos los ordenadores. Porque todos esos cajoncicos para guardar papeles, herramientas, arcillas, etc… me venía genial en esa zona.
(Ese cajón lo pinté en un arrebato de venga va, necesito hacer algo contigo…pero ahí me quedé jeje)
Después de darle vueltas durante unos meses sobre si ese mueble estaba bien en ese sitio o no, decidí que sí, y pasados otros tantos meses me lié la manta a la cabeza e improvisé.
Porque para ser sinceros, creo que tener tantas ideas diferentes para un mismo mueble me estaba bloqueando, así que era el momento de coger el toro por los cuernos y ponerme manos a la obra.
Me apetecía probar a teñir madera, y eso es lo que hice…
Para ello sólo necesitamos un recipiente, pintura acrílica, agua y un pincel. Diluimos la pintura en agua y listo!! Eso sí, antes de meterle mano al mueble, os recomiendo hacer una pequeña prueba, en una madera parecida o en algún lugar del mueble que no se vea…
Conforme iba tiñendo, fui decidiendo cuantas manos dar, finalmente fueron 2 manos las que consiguieron el tono que quería.
Para unificar el cajón pintado en turquesa con el resto, le aplique un poco de tinte que le dejó un aspecto más acorde con el resto de cajones.
Llegó el momento de los laterales, que ya llevaban una mano de spray color crema, que tan apenas se notaba pero que ya había cerrado el poro de la madera, por lo que teñir no era una opción.
Primero cubrí el contorno con la chalk paint «casi negro» de La Pajarita, una vez seco, le apliqué el tono «verde hielo» de la misma marca.
Una vez seca esta segunda mano, me dediqué a lijar y fui «envejeciendo» y sacando tanto el color negro como el crema, y el aspecto final del mueble, he de decir que me sorprende y me gusta a partes iguales.
Conclusión: imrovisar mola!
Y vosotros, habíais probado a teñir alguna vez? a mi la verdad que me ha encantado el resultado, y además es super fácil.
* Recupero este post para participar en la nueva sección de Dr. Livinghome «Best for last«