Convierte cualquier recipiente en un minimalista y elegante florero
Lo de los floreros es la risión: los tienes en casa sin saber qué hacer con ellos, los compraste y se te han hecho aceleradamente vintage, y el día que te regalan flores o que te las traes del campo… no tienes floreros, ¿me equivoco?
Por eso hoy traigo el tutorial con el que me divertí ayer domingo, una pieza que se adapta a cualquier recipiente convirtiéndolo en florero, así podrás decorar tu casa con un estilo minimalista, dar rienda suelta a tu creatividad, al tiempo que recuperar objetos olvidados.
Este tutorial sólo debes leerlo si:
- reciclas el vidrio
- guardas objetitos que no sabes si usarás o no, pero ahí están, invadiéndote
- te gusta la decoración minimalista y por nada del mundo comprarías un florero de porcelana con rosas pegadas procedente de los chinos
- te gustan las soluciones sencillas y sin gastarte un eurete
Y ahora si, si cumples los requisitos, vamos a ello.
Para realizar este artefacto que convierte casi cualquier recipiente en un florero necesitas casi nada, vas a ver.
A partir de una botella que iría en origen al contenedor verde, un vaso de tubo, o una copa, puedes adaptar esta pieza y convertirlos en un bonito florero
Para ello tan solo necesitamos dos cosas: una tela gruesa y rígida y casi cualquier objeto que te sirva para rodear tu recipiente fijando la tela
Como objeto para fijar la tela puedes optar casi por cualquier cosa, yo utilicé varias cosas:
- un cinturón estrecho de cuero auténticamente vintage
- imanes dorados en forma de cubo
- cuerda de yute
- una tira de piel de vaquetilla cruda
En cuanto a la tela, la que yo utilicé es un tejido especial, rígido y con textura de grueso lino, que utilizo en mis bolsos, pero te hago una serie de sugerencias que pueden sustituirlo:
- tela de saco pintada de blanco
- lona o loneta pintada
- tela de toldo también con una manita de pintura blanca
Te propongo que lo pintes de blanco para que adquiera la rigidez necesaria, también se podría pintar con escayola en polvo, aguaplast, etc, pero es más pringoso para mi gusto.
Los pasos son sólo dos, bueno, tres:
1. Elegir el recipiente, en este caso un vaso de tubo
2. Rodear el vaso con la tela rígida
3. Afianzar la tela con un cinturón
Ahora la cosa se complica: la tela no ha cambiado de tamaño, pero el recipiente es más corto, así que mmmm, ¿qué podemos hacer…?
Estaba claro, doblar la tela y volver a enrollar con el cinturón de la adolescencia pangálica
Con la misma lógica, si el recipiente es más alto, en este caso un botellín, exhibiremos la base, para mi gusto más bonito si hubiera sido transparente, se verían los tallos de las flores en su caso
Y las posibilidades son infinitas: ahora con una cuerda de yute
Con una tira de piel de vaquetilla
En este caso decidí unirla con un puntito de cola de contacto
Y esta última propuesta es la más sobria y minimalista.
Consiste en rodear el recipiente, en este caso el vaso para que únicamente se presentara un objeto blanco y liso, y fijar la tela rígida con un imán por dentro y otro por fuera
Aquí tienes mayor detalle, ¿te gusta?
Yo como no tenía flores ayer domingo me tuve que conformar con este esqueje, y de todas las opciones fue esta última la que está ahora decorando nuestro salón
¿te gusta la idea?, ¿te animarías con ella?, es más que sencilla, económica del todo, y además mientras no lo usas mira el espacio que ocupa: un trocito de tela, no más. Desde luego que si no lo haces es porque no te va mucho, porque por complicación… no va a ser, ¿a que no?
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