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Compras en Tailandia + DIY cojines

Tenía en mente traer de nuestro viaje a Tailandia muchos objetos y detalles
decorativos que imaginaba de un natural estilo étnico, artesanales, únicos y
auténticos: cestería, cerámica…
 
Seguro que fuera de los circuitos turísticos comerciales los hubiera encontrado
pero nuestro viaje no dio más de sí y resultó bastante decepcionante comprobar
que prácticamente en todos los mercados y centros comerciales que visitamos
los artículos eran siempre los mismos, con ese toque «souvenir» masificado que
tanto me disgusta.
 
Budas de todos los tipos, tamaños y materiales… Llegue a ver tantos que
hasta las cabezas en metal o cemento de aspecto algo más auténtico me
resultaron cargantes. Opté entonces por traerme uno de resina transparente
en un precioso color azul verdoso que, al menos, iba a quedar más integrado
en la decoración de mi salón.
Cuando ya me había hecho a la idea de que no encontraría nada especial,
me topé en el gigantesco mercado al aire libre de Chatuchak con un
puesto de cerámicas artesanales increíble, situado en la zona de artistas y
artesanos: maravillosas piezas de inspiración botánica, casi todas en tonos
agua (mint, verdes, azules).
 
Acabábamos de llegar al mercado y teníamos toda la tarde para patearnos
la inmensa superficie del ferial, además nos habían dicho que la mayoría
de las tiendas cerraba bien entrada la noche, así que después de seleccionar
unas piezas visualmente decidí que volvería a última hora a adquirirlas para
no cargar con ellas.
 
¡ERRORRRRRRRR!
Cuando quisimos volver la tienda estaba cerrada, era el último día que
estábamos en Bangkok y me quedé sin mis deseadas cerámicas.
 
Un auténtico disgusto porque, como sabéis, tendemos a idealizar aquello
que no conseguimos y ya nada nos parece tan deseable. Ademas estaban
tiradas de precio.
 
A cambio encontré en un puesto de artículos diversos el plato alargado de
cerámica hecho a mano con original diseño y una combinación de colores
preciosos que veis en la fotografía siguiente.
Los artículos realizados a partir de cocos sí son fáciles de encontrar y me
traje un cazo de los que se utilizan en los baños tailandeses tradicionales,
un cucharón y un cuenco con un precioso dibujo realizado con
incrustaciones de nácar.
También un cuenco tallado sobre tronco de árbol del mango que deja
a la vista parte de la corteza.
 
Los tejidos son otro de los productos tailandeses que nos pueden sorprender
gratamente.
 
Encontré un puesto donde se vendían unas sencillas bolsas con cordón, estilo
petate, con fantásticas telas gruesas tipo tapicería de las que debería haberme
traído todas (menos de un euro la unidad) pero no me gusta comprar
compulsivamente por lo que elegí dos con unos estampados divinos.
Por cierto, al volver a casa del viaje me esperaba una agradable sorpresa:
planta original de mi madre ha dado una nueva hoja: ¡ya tengo la
seguridad de que ha agarrado!.
Cuando adquirí las bolsas/petate no estaba pensando en utilizarlas como tales
sino en transformarlas en cojines: cortar los cordones, meter un relleno y poner
velcro en el extremo abierto.
 
Un DIY superfrugal que hoy comparto en los Findes Frugales de


 
¡Disfrutad el fin de semana!

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