Cómo personalizar tu maleta para no perderla nunca
Esto se acaba, señores. Mayo va a pasar en un suspiro y en nada nos vemos haciendo las maletas para ir de vacaciones, hacer una escapada corta o cualquier otra cosa que tenga como recompensa cambiar de aires, de caras y de paisaje.
Habrá quien piense que soy una exagerada, pero les recuerdo que hace poco estábamos en el festival de Navidad cantando villancicos y en menos de un mes recogemos las notas de fin de curso. Me siento como si hubiese metido la directa. Desde que #laniña empezó el colegio, cada año me pasa más rápido.
Total que ya puestos y para empezar por el principio, hoy te voy a dar una idea para personalizar tu maleta y que la identifiques a la primera: haciéndole un dibujo con chalk paint:
Después de esto no volverás a atarle un lazo o un pañuelo rezando para que nadie más haya puesto uno del mismo color.
Pintándola tú mismo/a, la reconocerás en cuanto asome la patita por la cinta transportadora o se abra el maletero del autobús, porque la tuya será única e inconfundible.
Como esta de mis padres. La típica maleta negra, de lona, con ruedas y de asa extensible. De la que verás un millón en cualquier aeropuerto o estación de autobuses. Incluso puede que tú mismo/a tengas una igual:
Utilicé chalk paint porque ya había probado antes en otras, y el resultado es muy bueno.
Se agarra muy bien sin necesidad de poner imprimación previa. Y lo mejor, no importa el trote que lleven porque es una pintura que resiste muy bien los roces y el uso continuo.
De ello dan fe la maleta del #esposo (aquí), que lleva muchas horas de vuelo (literalmente), la mochila de #laniña (aquí), que va por el tercer año de curso y sigue como el primer día, la bolsa nevera que el #esposo lleva cada día a la oficina (aquí) y qué decir de la funda de mi cámara (aquí), madre mía si pudiese hablar.
Pensando en algo llamativo y que se distinguiese fácilmente desde todos los ángulos, pinté dos flamencos y unos puntos amarillos en el frente y en los laterales:
Los dibujos los hice con una plantilla que recorté en papel. Los dibujé en la lona con un plastidecor blanco y luego los rellené con chalk paint.
Dí varias capas, dejando secar la pintura entre cada una de ellas. Es la forma de asegurarse que penetra bien en el tejido, para que no salte con los roces.
Incluso #laniña puso su granito de arena y les pintó dos corazones en la trasera:
Les hizo mucha gracia cuando la vieron y además pasó con éxito la prueba del reconocimiento, porque en su última excursión en autobús la vieron nada más abrirse las puertas (y eso tiene mucho mérito, imagina esa pila de jubilados apelotonados para coger primero la suya).
A cambio tuvieron que aguantar que todo el mundo les conociese como «los flamencos», pero ¿Qué es eso comparado con la tranquilidad de saber que nunca vas a perder tu maleta?