Cómo fabricar tu saco de harina antiguo
Lo sé, eso de fabricar antigüedades está feo, pero si las telas son mi debilidad, y los sacos de harina una de mis devociones, lo único que necesitaba era juntar los materiales.
Hoy te voy a mostrar cómo he podido reproducir, creo que con bastante fidelidad, el efecto de las líneas típicas de los sacos de harina antiguos que tanto se utilizan en tapicerías, cojines, y decoración en general. Ya sabes, estas lonas con rayas de color jaspeado, en las que uno de los hilos (trama o urdimbre) va en el color del saco, y el otro en azul o rojo habitualmente, y que le confieren un aspecto más vintage si cabe
Esto ha sido una prueba, disponía de dos piezas de grueso lino antiguo, y con la más pequeña de ellas hice un intento sin ocupar toda la extensión de la tela. Y como todas las pruebas, podría mejorar, pero como aquí lo que cuenta es la técnica, y luego vendrá el diseño, la parte más difícil (que no lo es en absoluto) ya la tenemos adelantada.
Estas telas son las que como te contaba el domingo pasado en mi Instagram acabé comprando en el rastro. La verdad es que están muy muy marcadas por el óxido, y aunque me las llevé sin saber cuál iba a ser su uso final, pensé que estamparlo, tal vez con tampones, podría ser buena idea. Cambié de opinión porque los motivos para imprimir resultarían demasiado modernos para el tipo de tejido y sobre todo para su estado. Así fue como finalmente la idea derivó en imitar los sacos de harina que tanto nos gustan, así el óxido que domina en todo el tejido queda “justificado” por la falsa antigüedad de la pieza resultante
Esta es la más pequeña de ellas y además la más manchada, candidata perfecta para experimentar
Y ahora viene lo interesante, y que tal vez ya has adivinado, y es que se trata de una técnica descaradamente sencilla, pero oye, que estoy muy contenta con el descubrimiento y ya te lo adelanto: creo que se me va a ir de las manos…
Únicamente necesitarás:
2 materiales: la tela* y pintura textil del color que te guste. Yo me decanté por el azul 43 de Vallejo
* Un lino con mucho cuerpo o una loneta de algodón 100% rústico pueden sustituir a este lienzo
4 útiles: cinta de pintor, cinta métrica, pincel de estarcido o brocha de espuma, y un recipiente para la pintura
Lo primero es crear el patrón que quieres dar a tu diseño des líneas. Para ello extiende una primera tira de cinta de pintor en toda la longitud de la tela. Es muy importante que esté perfectamente recta, pues a partir de ella vas a continuar tu patrón: primera línea inclinada equivale a toda la serie inclinada.
Una vez pegada esta primera tira, tenderás otra en paralelo dejando la distancia que más te guste, y a continuación otra, y otra. Yo estuve mirando imágenes de sacos de harina, y observé que lo más frecuente es una línea más gruesa flanqueada por dos finitas, y así fue como diseñe mi patrón. Como ves, es cuestión de decidir la distancia que mantienes entre tira y tira, y repetir este patrón una y otra vez.
Entre cada patrón debes dejar una distancia suficiente para que al repetirlo simule un efecto telar y no parezca una simple tela a rayas
Muy importante presionar con fuerza sobre las cintas adhesivas, pues de lo contrario, si quedara algún área no de todo pegada, podría colarse la pintura por ahí y adiós fábrica de antigüedades.
Presionadas las tiras, llega el momento más chulo, ¡pintar!. Vierte sobre un recipiente un chorrito de pintura textil, no mucha porque te va a cundir muchísimo.
Si te decía que pegar la cinta con fuerza era muy importante, la segunda de las tres claves de esta técnica es la cantidad de pintura a aplicar. Verás que yo impregné la paletina, pero a continuación retiré toda la pintura posible, más vale insistir dos veces que excederse con el color.
Y es que si tienes uno de estos sacos en mente, o incluso disfrutas de estos tapizados en casa, verás cómo en las líneas, el color no es puro, sino que en uno de los hilos del telar utilizaron color crudo propio de la lona, y en el otro el tono elegido, creándose así un color matizado, no intenso como te explicaba al principio.
Este efecto que te describo y que es la nota significativa del material al imitar, lo logré aplicando muy poca pintura y sin ejercer demasiada fuerza con la brocha, diríamos que estamos ensuciando de azul los espacios entre las cintas adhesivas. De esta manera, como la tela tiene mucha textura, logramos imitar con relativa fidelidad el efecto original, el de azul matizado
Un detalle de la poca pintura aplicada, así da un poquito de miedo porque parece que luego las líneas de color van a quedar difusas, vacías, pero te garantizo que todo lo contrario, el resultado es de lo más satisfactorio y con sus limitaciones, bastante fiel a la realidad, e insisto: facilísimo
Aplicada la pintura decidí esperar unos 15 minutos a que secara. No pude esperar ni 5, y comencé a desprender la cinta
No hace falta que te diga que ya en el primer despegue me emocioné, y no me gustaría que pensaras que me encuentro en modo autobombo insufrible, no es eso, sino que mi entusiasmo viene por la facilidad, lo sencillo que resulta obtener este efecto
Y vale, lo sé, con esto no se engaña a nadie, es evidente que se trata de pintura, pero queda tan bonito y le veo tantas posibilidades…
Una vez seca la pintura debemos dejarla descansar tres días y a continuación fijarla con calor de plancha sin vapor, y voila, tejido vintage del siglo XXI en tu casa, ¿te animas?
Pero te habrás dado cuenta de que durante el tutorial simplón te hablaba de tres claves y sólo llevamos dos, recordemos:
- clave 1: pegar muy bien las cintas a la tela
- clave 2: aplicar poca pintura y sin presionar en exceso
- Y la clave 3 es el ancho de la cinta. En esta prueba utilicé siempre el mismo ancho de cinta, y sin embargo se pueden combinar para crear distintos patrones. En mi diseño veo que para la próxima vez dejaré la franja central más ancha, y para separarla de las laterales más finitas, utilizaré una cinta más estrecha que esta.
Y bueno, este ha sido mi último proyecto dentro de mi propósito de “pequeños proyectos versus grandes proezas”. El primero fue este taburete adoptado con el que todavía no me he aplicado, algo sencillo que me permite continuar trabajando intensamente en pÁngala slow bags, y al mismo tiempo divertirme con estas experimentaciones que tanto me gustan