Chal Alloy
Allá por el mes de agosto me compré en Ratucos una tela preciosa (si pincháis veréis la foto, pero no le hace justicia a lo bonita que es) con fondo gris y estampado floral en tonos ocre para hacerme un vestido. Intentaba ser previsora y organizada y mi intención era planificar las costuras de la temporada otoño-invierno. Todo iba bien, tenía una tela bonita y la intención de hacerme un vestido. A los pocos días me fui hasta Lola Hilos para buscar una lanita chula para hacer una chaqueta o un chal para combinar con mi vestido nuevo.
Me compré unos ovillos preciosos, Schoppel-Wolle ALB Lino, uno en color gris (9200 Mittelgrau) y otro mostaza (581 Savanne).
A día de hoy el vestido sigue siendo un proyecto, la tela sigue esperando a que escoja un patrón y me decida por fin a coser para mí. Para la lana, aunque me costó decidirme, ya tenía escogido un patrón para hacerme un chal precioso, pero aun no había empezado a tejer cuando a mediados de marzo vi un anuncio de Lana Cabana Knits pidiendo voluntarios para probar el patrón de su último chal, el chal Alloy.
Los colores del chal que compartía eran muy parecidos a los míos y se me antojó. Yo quería ese chal y participar en el proceso de prueba del patrón era la mejor manera de garantizar que lo iba a tejer y no lo iba a dejar aparcado para siempre. Así que envié mi candidatura y fui una de las escogidas. ¡Qué ilusión!
Empecé nada más recibir el patrón para evitar problemas con los plazos. Sobre todo porque al leerlo vi que había varias técnicas que yo nunca había utilizado.
Para montar los puntos utiliza el método i-cord cast on. Da un poco más de trabajo, lleva su tiempo, muuuuucho tiempo comparado con el montaje simple tradicional, sobre todo porque hay que montar un número elevado de puntos, pero de verdad que merece la pena. El resultado es una auténtica pasada, queda muy muy bien. De hecho estoy pensando en aplicarlo a alguna otra cosilla que tengo en mente para este verano.
La primera sección del chal se teje con el piloto automático puesto porque es en punto bobo. Lleva también vueltas cortas para ir dando forma, pero vamos, que complicado no es y se ven avances rápidos, algo que siempre se agradece, ¿verdad?
En la siguiente sección se combinan ambos colores, la zona gris va tejida a punto jersey y la mostaza va haciendo ese dibujo tan chulo con las hebras. Ahí me topé con un auténtico problema: me quedaba sin lana gris. Yo seguía avanzando sin quitar ojo al ritmo al que se reducía el tamaño del ovillo y rápidamente quedó patente que hiciera lo que hiciera no me llegaba.
No es la primera vez que me pasa algo así. En estos casos el primer paso es contactar con la tienda en la que compraste los ovillos etiqueta en mano. Mayday, mayday, Loli, ¿te queda algún ovillo? La respuesta fue no y juro que casi me da algo. El siguiente paso es buscar otras tiendas que trabajen la misma marca e ir probando. Como esa marca no la trabaja ninguna de mis tiendas habituales opté por buscar en Amazon. Y resulta que el gigante de las compras no sólo tenía un ovillo de la misma marca y calidad y color que buscaba sino que cuando lo tuve en mis manos pude comprobar que era de la misma tintada. Increíble. ¿Cuál es la probabilidad de comprar dos ovillos en dos sitios diferentes con al menos 6 meses de diferencia y que resulten ser de la misma tintada? No tengo ni idea, la verdad, pero debe ser pequeñísima, pequeñísima, pequeñísima.
Seguí tejiendo y avanzando en mi chal con toda la ilusión del mundo hasta que tropecé de nuevo con la misma piedra. Se me acababa el ovillo. Esta vez el mostaza. No puede ser, pensé, pero si ya no queda nada. Pero el chal es muy largo y ese «nada» son muchos puntos y tuve que improvisar las últimas vueltas. En la última sección hay que alternar ambos colores y yo sólo pude alternar en el primer cambio de color, luego ya seguí todo en gris. Esta vez ya no me planteé buscar un nuevo ovillo, lo confieso, sólo contemplé dos posibles soluciones, cerrar puntos sin terminar la tercera sección (no es buena opción teniendo en cuenta que formaba parte del equipo de test) o seguir sin alternar color. Y eso hice, terminé el chal tejiendo sólo con gris.
Como os decía al principio, los puntos se montan tejiendo un i-cord. Este i-cord se propaga por los laterales del chal al principio y al final de cada vuelta. Por si eso fuera poco, para cerrar los puntos del chal se vuelve a hacer un i-cord (i-cord bind off). Esto hace que los bordes sean muy regulares, el acabado es de lujo. Y de lujo también es el tiempo que tardas en cerrar puntos. Llegas al final con más de 600 puntos y para hacer el i-cord tejes tres veces cada uno. A pesar de que lleva su tiempo, no es nada difícil, al contrario, y el resultado de verdad de la buena que merece la pena.
Yo tejí mi chal con Schoppel-Wolle ALB Lino y aguja de 4,5 mm para conseguir la misma muestra del patrón. Utilicé dos ovillos en color gris (9200 Mittelgrau) y uno mostaza (581 Savanne).
El resultado ya lo veis en las fotos. Un chal largo, muy largo, y relativamente estrecho.
Va bien con faldas y con pantalones.
Por su forma es ideal para enrollar en el cuello, o para envolverte y sujetarlo con un nudo. Estuve haciendo pruebas y hay infinidad de variantes que quedan bien.
Ahora ya tengo mi chal, pero sigo sin vestido, jajajaja. A ver si en septiembre ya tengo escogido un patrón y me lo coso por fin. Se aceptan sugerencias.
Yo lo tejí con lana, la composición del ALB Lino es 85% lana virgen y 15% lino, así que me quedó una chal calentito, pero seguro que también queda espectacular con un hilo de verano con caída, como un hilo de fibra de bambú o algún hilo que incluya viscosa en su composición. ¿Qué os parece?
Para terminar os dejo el enlace al patrón que es de pago y podéis encontrar en Ravelry y unas fotitos más:
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