Calendario de Adviento DIY con tubos de cartón
Antes de que naciese la niña el único significado que tenía para mí el uno de diciembre era que empezaba el mes con más días festivos de todo el año y que era un gustazo mirar aquel calendario con tantos números rodeados de rojo.
Años después e Instagram y Pinterest mediante este mes se ha convertido en el Mes del Calendario con mayúsculas porque al menos en mi casa ver el regalito que toca cada día es el evento más importante que tenemos marcado en la agenda seguido de lejos por la Nochevieja y a mucha más distancia por la Nochebuena.
Tanto que estoy pensando que el nuestro en lugar de 24 tenga 31 números no sólo para que la alegría dure más sino porque la posibilidad de quedarse sin sorpresa es una poderosa arma disuasoria frente a desobediencias y berrinches varios.
Este es el calendario de Adviento de este año, hecho cómo no con materiales reciclados y con la colaboración de la niña que hizo los números y que luego confesó que me había ayudado para saber el regalito que correspondía a cada día.
El material básico que utilizamos fueron tubos de cartón del papel de cocina y papel de regalo para forrarlos. Lo demás, la lana y la rama se pueden sustituir por cualquier otra cosa que tengáis a mano, hilo, cuerda, tanza, un palo, alambre, lo que se os ocurra.
Para mí lo mejor de todo es que podéis hacerlo con vuestros pequeñ@s porque es muy sencillo, entretenido y limpio porque sólo se utiliza pegamento en barra, el resto es cuestión de hacer agujeros y nudos.
Yo utilicé tubos de cartón del papel de cocina cortados a la misma medida porque los del papel higiénico los tengo todos espachurrados de tanto estrujarlos para que quepan en el armario del baño, lana de color rojo, washi tape y un cuaderno con papeles de Tiger que para estas cosas es muy práctico porque tiene varios diseños navideños en tamaño A4.
El calendario está formado por 24 tubos de cartón convertidos en pequeñas cestas gracias a una tapa en el fondo que puse siguiendo el mismo proceso que os enseñaba aquí con la guirnalda de Halloween, pero tened en cuenta que en este caso sólo cerraremos un extremo porque en el otro perforaremos los agujeros para pasar la lana y hacer el asa.
Después de forrar los tubos queda lo más fácil que es engancharlos a la rama. En un principio había pensado en coger alguna por el parque o por ahí pero al final me decidí por una de laurel de los restos del Domingo de Ramos a la que le enrollé lana en algunos puntos para darle un poco de color pensando en los frutos rojos del carrasco/acebo tan característico de esta época.
Lo de ponerlos a diferentes alturas no me quedó otra porque al ser tan delgadita podía convarse aún más de lo que lo hizo con el peso.
Como la estructura es tan endeble puse papel de seda rojo tapándolos porque sólo nos faltaba que intentando abrirlos se nos viniese todo el invento abajo.
Con todos esos colores queda muy alegre.
Ahora sólo nos queda esperar a que llegue de una pieza al lunes que ya he interceptado dos veces a la niña con una banqueta por el pasillo y la excusa de que era para enderezar un cuadro del salón me huele a chamusquina.
¡Pasad un feliz fin de semana!