ÁRBOL DE ADVIENTO
¡Cuenta atrás para iniciar diciembre y el calendario de adviento! Este año hemos montado un árbol de navidad a partir de ramas naturales de abeto. ¿A qué parece un árbol de verdad?
¡Esta época del año es pura luz! Las casas y las calles se transforman completamente para desprender felicidad e ilusión. Las luces y los adornos contagian ese espíritu navideño, que sabe a chocolate caliente, magia y a hogar cálido y acogedor. Es esa sensación, que te invita a estar más tiempo en casa con una mantita acompañad@ de velas o una chimenea.
Como decíamos, este año nos hemos animado a montar nuestro propio árbol de Navidad con ramas naturales. Nunca nos han gustado los abetos de plástico y la opción de comprar uno natural, no la hemos contemplado nunca.
Los abetos son árboles majestuosos y de crecimiento lento. Podemos dar fe de ello, en la casa de campo familiar tenemos tres abetos grandes de variedades diferentes que, han tardado mucho en crecer. Cada año, decoramos nuestra casa con ramas de uno de estos abetos, sin hacer ningún daño al árbol.
Mi abuela siempre nos explica que cuando ella era pequeña, plantaba unas cuantas ramas de abeto en una maceta para tener un árbol de Navidad. Era una actividad que hacia con sus hermanos que le hacia mucha ilusión. ¡De aquí surgió la idea! Lleva un par de años diciéndonos que probemos de hacer uno. Y este año lo hemos llevado a cabo. ¡Mi abuela nos ha retado!
Cortamos unas cuantas ramas grandes del abeto del jardín y nos pusimos manos a la obra. Es una manera súper fácil y respetuosa con el medio de obtener un árbol para las fiestas. Ello no quiere decir que estemos invitando a nadie a ir al bosque a cortar ramas sin ton ni son. La tala de ramas debe ser sostenible y responsable. Si no se dispone de un árbol para ello, se pueden comprar. Durante estas fechas, las floristerías venden ramas de abeto frescas y naturales, así que no es nada difícil encontrar unas cuantas para hacer tu propio árbol a partir de ramas.
Los materiales que hemos utilizado son: ramas de abeto natural, piñas, maceta de cerámica, piedras para la base, cuerda, alambre, tijeras de poda, alicates, luces de navidad, etiquetas de papel, cajitas de cartón, sellos de números, tinta negra y cascabeles dorados.
Las etiquetas, cajitas y cascabeles son de nuestros amigos de SelfPackaging.
Después de la poda, anudamos con alambre las ramas más grandes para utilizarlas de pilar principal. Para evitar que se tuerzan y queden bien centradas en la maceta, utilizamos piedras grandes y trozos de madera para hacer de tope. Si la maceta no es muy bonita o si los pesos quedan a la vista, se puede cubrir la base con papel kraft y hacer un bonito lazo en el centro con cuerda o cinta.
Con paciencia, fuimos añadiendo más ramitas para dar volumen a la composición. La clave está en ir moldeando la forma con las tijeras de podar. Como todo abeto, la base debe ser más ancha que la parte superior. Nuestro abeto no tiene una aspecto perfecto, ni tampoco lo deseábamos. Nos gusta que luzca desenfadado y totalmente asimétrico.
Una vez acabamos con el árbol, pasamos al calendario en sí. Sellamos con números diferentes tarjetitas y cajitas, un total de 24. Como en la corona de adviento del año pasado, Marc y yo nos escribimos notas para que el otro las lea. Uno los días pares y el otro los impares. Son mensajes personales que nos dejamos escritos y algún que otro “vale por…“. Nada material, nos gusta anotar cosas sencillas, pero que sabemos que al otro le encantan.
Eso sí, no vale hacer trampas, tenemos prometido no leerlas hasta que llegue su respectivo día.
Después, llega el momento de decorar el árbol. Nosotros empezamos con las 24 notas y cajitas y después añadimos las luces de alambre fino. Con piñas y cascabeles dorados acabamos de rellenar los huecos que quedaban vacíos. De esta manera la composición queda equilibrada visualmente.
Las piñas las hemos ido recogiendo a lo largo de los años de los abetos de nuestra casa de campo familiar.
¡Voilà! Nuestro árbol de adviento listo para el día 1. Durante el mes de diciembre, valoraremos si a medida que avance el mes dejamos las notas colgadas en el árbol, después de leerlas o si las sustituimos por otros adornos. ¿Qué opinas?
Mi abuela nos aconsejó que pusiéramos las ramas en un recipiente con agua o las envolviéramos en un paño húmedo para que duren más. Confesamos que este consejo no lo hemos seguido. El año pasado decoramos la chimenea con unas ramas iguales (puedes verlo aquí); semanas después de finalizar las fiestas, las ramas seguían igual de verdes y frescas. Así que hemos optado por no poner agua, dado que cada pocos días deberíamos cambiarla.
OTROS CALENDARIOS DE ADVIENTO:
Hemos montado una corona de adviento a partir de un bastidor de bordado para el blog de SelfPackaging. Puedes ver el listado de materiales y el paso a paso de la decoración de cada cajita aquí.
Aprovechamos la ocasión para hacer un remember de calendarios de adviento de años pasados:
Por un lado, ya hemos mencionado nuestra corona de olivo del año pasado. En 2017 también hicimos otra corona para el blog de SelfPackaging y otro calendario para nuestro blog con una caja específica para guardar los regalos de adviento decorada con lettering.
¿Qué tipo de calendario te gusta más a ti?
Hoy compartiremos una newsletter con descargables gratuitos de Navidad y de Adviento.
¡Feliz diciembre!