Poooorca miseria. Nos ha tocado. Llevábamos cuatro años eludiéndolo, pero ahora ya no tenemos escapatoria porque #laniña ha empezado con las tablas de multiplicar en el colegio.
Hasta este curso la única actividad que le tocaba para casa era la lectura, y eso llevamos haciéndolo desde que estaba en la cuna con el cuento de antes de dormir. Primero se lo leíamos nosotros a ella y desde que ha aprendido primero le leemos el suyo y luego ella nos lee el nuestro (siempre en ese orden porque si no, «Mamá léeme primero tú, que ya sabes que cuando yo te leo quedas frita». Tan cierto como que lo estoy escribiendo ahora mismo).
Eso era en los buenos tiempos de a.M. (antes de las Matemáticas). Desde que vivimos en la era d.M. (después de las Matemáticas) hemos tenido que dedicarles cada vez un poco más de tiempo, tiempo que no nos sobra y que preferiríamos dedicárselo a vivir después del colegio, si quieren que les diga la verdad.
No voy a hablar sobre lo que opino de los deberes porque hoy he venido a otra cosa (así que mejor te remito al nuevo blog de María Cañal, Sin Deberes, que lo explica mejor que nadie) pero la verdad es que si pones las tablas de multiplicar frente a pintar, hacer manualidades o cocinar claramente se ve cuáles salen perdiendo. O lo que es lo mismo, cuándo toca morros, malas caras, desgana y cansancio infinito.
Y no es sólo el mosqueo de #laniña, es que encima me encuentro de nuevo lidiando con uno de mis monstruos infantiles, las odiosas, infumables y tediosas tablas de multiplicar. Que son sólo números y en cuanto te los aprendes los tienes ahí para toda la vida, como me decía mi madre cuando yo me ví en las mismas (y es absolutamente mentira porque me pasé muchos años sin acordarme de la tabla del 9 y no la eché de menos para nada, igual que las raíces cuadradas) pero hay que pasar el trago de aprenderlas de memoria. Con lo que eso cuesta.
Total que con semejantes antecedentes y después de una semana batallando contra los números encima de la mesa de la cocinadecidí hacer algo para que al menos resultase un poco entretenido memorizarlas. No quiero engañarte porque no te traigo la panacea, pero si te sirve para repasar una tabla cada día pues eso que te llevas.
Lo que he hecho ha sido fabricar con cartón reciclado unas tablas de multiplicar y me he inventado un concurso en el que gana la que más aciertos tenga.
La mecánica es muy simple: por turnos, nos vamos preguntando los resultados de la tabla y para comprobarlos giramos las ruedas hasta dar con el correcto y se lo enseñamos a la contraria.
También te digo que mola y lo hace con ganas la primera vez porque las siguientes como es más de lo mismo se aburre, pero dándole un poco de espectáculo va rápido y encima repasa dos tablas, la tuya y la de ella:
Si quieres hacer tus propias tablas es muy sencillo con este tutorial y además los materiales los tienes seguro por casa. Este que te enseño no es muy grande, pero puedes adaptar a tu gusto las medidas que te doy.
MATERIALES QUE NECESITARÁS:
– Cartón: El que yo he utilizado es reciclado de cajas de cereales y de los packs de yogures.
– Papel de colores: Para hacerlas un poco atractivas a la vista. Los míos son de Tiger.
– Encuadernadores: 2 por tabla. Para sujetar las ruedas y que sea más sencillo girarlas.
CÓMO HACER LAS TABLAS (7 PASOS):
# Paso 1:Cortar las figuras que componen las tablas en el cartón (las medidas las tienes en la foto siguiente):
– El rectángulo mayor (20 x 10 cm.) será la tapa de la tabla y por las dos ventanitas se verán el número por el que se multiplica y el resultado, respectivamente.
– El rectángulo menor (14 x 10 cm.) es la parte trasera y sobre él irán sujetos los círculos (es más corto porque por los lados sobresaldrán los círculos para que puedan girarse con los dedos).
– Los dos círculos son las ruedas donde irán dibujados los números que se verán por las ventanitas de la tapa.
– Las dos tiras estrechas (10 x 4 cm.) son el soporte donde irán sujetos los círculos con los encuadernadores.
# Paso 2: Forrar con papel de colores una cara de los círculos y pasarles los encuadernadores en el centro:
# Paso 3: Dibujar en uno de los círculos los números del 1 al 10 y en el otro, los resultados según la tabla que se trate:
# Paso 4: Pasar los encuadernadores por el centro de las tiras de cartón y doblarlos hacia arriba (tiene que sobresalir una tira por arriba y por abajo), para que los círculos queden sujetos a ellas:
# Paso 5: Una vez sujetos los círculos a las tiras, pegarlas con celo a la tapa trasera dejando 1 cm. de distancia hasta el borde:
NOTA: Como no quise que la tabla fuese muy larga, hay que pegar las ruedas una encima de la otra, concretamente la que tiene los números del 1 al 10 por encima de la de resultados, para que se vean correctamente por las ventanitas:
# Paso 6: Forrar la tapa delantera con papel de colores (recuerda las ventanitas) y pegarle la trasera con los círculos, de tal forma que se vean los números a través de ellas:
Aquí puedes ver cómo queda por detrás. Si lo forras también con papel de colores te queda de diez, pero yo no llegué a tanto porque sinceramente no sabía si el invento iba a funcionar, para no echar mucho tiempo con él.
Fíjate que las ruedas sobresalen de la tapa trasera y es por donde se giran con los dedos para que cambien los números que se ven en las ventanitas:
# Paso 7 (y último): Poner el número por el que se multiplica y los signos correspondientes en la tapa delantera:
Estas son las tablas que he hecho hasta el momento. La mecánica para construirlas es siempre la misma y si haces unos patrones con las medidas te salen voladas porque es solamente marcar en el cartón, recortar y pegar:
Al final de lo que se trata es de intentar hacer un poco más llevadera una actividad tan aburrida como memorizar las tablas de multiplicar. Que de empollarlas no te libra nadie, pero si puede ser haciendo algo tan chorras como un concurso tipo Saber y Ganar por ejemplo, es más probable que te entren antes.
Yo recuerdo cómo me fue a mí y la verdad que habría agradecido tener algo como esto. Me temo que soy de letras precisamente por aburrimiento.
Eso sí, vuelvo a tenerlas todas fresquitas en mi memoria. No creo que duren mucho tiempo ahí porque seguro que tendré que hacer sitio para nueva información mucho más interesante, como el nuevo catálogo de Ikea (es broma, que las mates y las tablas son muy importantes).
Para preparar este post busqué información por la red y encontré varios blogs con actividades y juegos que me parecieron interesantes, por si te apetece probar. Nosotras seguro que hacemos alguno para repasar:
En Súper PT he visto este libro diy donde vas seleccionando los números y los resultados y este librito de las tablas enrollable, que posiblemente lo haga también porque conociendo a #laniña le parecerá muy cuqui y con suerte lo mirará alguna vez.
Hola, soy Sonia, una madre que hace manualidades con y para su hija y las publica en su blog Pica Pecosa.
Siempre he sido muy creativa y supongo que en eso ha influido el nacer y crecer en un pueblo en unos años en que cuando llegabas de la escuela cogías el bocadillo y salías pitando hasta que tu madre te pegaba una voz para ir a cenar. Eran muchas horas sol@s, inventando juegos y la mayoría de las veces creando tus propios juguetes con lo que tenías a mano.
Después de tanto tiempo retomé esa afición porque cuando mi hija creció me dí cuenta de que a pesar de la cantidad ingente de juguetes que tenía (y tiene) se aburría, así que empecé a hacer con ella las mismas cosas con las que me entretenía de pequeña, y me llevé una sorpresa al ver que le gustaban y que cada vez me pedía más.
Son manualidades sencillas de hacer, que llevan poco tiempo y en las que utilizamos materiales reciclados. La idea de recogerlas en el blog se me ocurrió como una forma de recopilarlas y de paso, servir de inspiración a otr@s padres/madres que podían verse en la misma situación.
Y como una cosa lleva a otra, aparte de estas manualidades, en el blog también enseño las cosas que hago para mi hija, para la casa o que me encargan, y los reciclajes más surrealistas que se me ocurren, como transformar un nórdico en un tipi indio o un cesto para la ducha en una maceta.