Aprende a hacer jabones artesanales (fácil y entretenido!)
Este post es un primer acercamiento a la fabricación de tus propios jabones, es la base para que luego sigas experimentando y jugando con nuevos ingredientes y aromas. Te confieso -y advierto- que esto puede transformarse en una adicción, hacer jabones ¡es demasiado entretenido!
Creo que es una súper alternativa si necesitas hacer varios regalos, incluso para un matrimonio. No es lo más barato del mundo, pero el resultado es maravilloso y vale 100% la pena.
La idea la saqué del blog A Beautiful Mess, así que aquí les traigo mi propia versión.
Todos los materiales que usé en este proyecto los compré en una tienda que se llama Spacio Natural, que encontré por Internet. Como no tenía mucha información sobre cómo hacer jabones, fui a la primera que me tincó, pero si tienen datos de lugares más baratos sería genial que los dejen en los comentarios.
De todas maneras, en Spacio Natural me atendieron maravillosamente, hice como 500 mil preguntas y me aclararon todo sin problemas. Además, es una tienda muy completa, así que vas sólo una vez y te olvidas de tener que seguir buscando cosas por otros lados.
Materiales (dejaré el link a la página de cada producto para que puedas ver sus especificaciones y valor)
- 1 kilo de base de jabón blanco (yo compré uno que venía en una barra grande, pero se corta fácilmente con cuchillo)
- 1 kilo de base de jabón de glicerina cristal
- Colorantes para jabones (los que ustedes prefieran)
- Esencia para jabones
Además, necesitarás los siguientes implementos
- Olla y/o recipiente
- Cuchara de palo
- Cubetera para hielos de silicona
- Molde para queque de silicona
- Cuchillo liso (sin dientes)
La base de todo esto es simple: derretir, colorear, aromatizar y volver a enfriar.
En este caso jugué con todos los colores que tenía, así que lo primero fue hacer pequeños jabones de diferentes tonalidades.
Para eso, derrite un poco de jabón blanco.
Yo no usé medidas tan claras, sólo fui viendo si era suficiente jabón, y si no, agregaba otros cubos a derretir. La idea es que vayas probando y viendo de acuerdo a tu diseño y tamaño del molde.
Si usas olla (como fue mi caso) debes hacerlo a Baño María e ir revolviendo con una cuchara de palo. El jabón no debe hervir, así que mucho ojo con la temperatura.
También lo puedes hacer en el microondas. Para que no se queme, prueba con intervalos de 20, y 10 segundos, hasta que esté completamente líquido.
Una vez listo, traspasa el jabón a diferentes pocillos y agrega el colorante. Con menos gotas obtendrás un color más pálido o pastel, mientras que con más gotas, colores más intensos.
Revuelve bien y traspasa cada color a un cubo del molde de silicona. Deja enfriar en un lugar fresco, o si quieres, mételo al refrigerador para acelerar el proceso.
Repite lo mismo con el jabón de glicerina transparente. Yo hice mitad y mitad, así unos quedaban con un toque más pastel, y otros más parecidos a un vidrio.
Una vez fríos, sácalos del molde, y con un cuchillo liso corta cada cuadrado hasta obtener pedacitos irregulares de varios colores.
Cuando tengas suficientes, ponlos en la base de tu molde grande rectangular (para queque).
Lava bien la olla o el pocillo que usaste y vuelve a derretir una buena cantidad de jabón transparente. Esta vez, agrega unas gotas de la esencia que más te guste. Una vez listo, viértelo en el molde, sobre los trocitos que cortaste, y deja que se enfríe un poco sin llevar al refrigerador. La idea es que forme una capa delgada en la superficie, pero no que se endurezca completamente.
Repite el mismo paso con el jabón blanco. Derrite, agrega la esencia y una vez listo, agrégalo al molde hasta que quede completamente lleno.
¿Un consejo? Pon el molde sobre una bandeja, así, cuando necesites moverlo, será más más fácil y el contenido no andará “bailando”.
Lleva al refrigerador hasta que se endurezca completamente. Yo decidí dejarlo toda la noche para asegurarme.
Una vez listo, retira del molde.
Con un cuchillo liso, corta tu jabón en varias barras del ancho que quieras (en mi caso salieron 11) ¡Esta parte es muy emocionante, porque al fin logras ver el diseño que hiciste!
Finalmente -y esto me lo recomendaron en el lugar donde compré los materiales-, deja que tu jabón “transpire” por 24 horas antes de envolverlo o cubrirlo. Luego de eso, podrás presentarlo de la forma que quieras, en bolsas de tela o envueltos en un papel mantequilla o craft.
¡Eso es todo! Sé que suena bastante, pero en realidad es muy simple de hacer. Sólo te recomiendo que seas ordenado con los pasos y tengas paciencia.
Espero que se animen a hacer sus propios jabones, pueden jugar con los diseños y formas, incluso usar otros moldes con figuras para niños u otra ocasión especial.
¿Ustedes han hecho jabones? ¿Se animan a probar?
Un abrazo!!
Cony