9 consejos para convertir a un niño en un devorador de libros
Te doy primero la mala noticia: no existe una receta milagrosa o un truco que les vuelva lectores voraces. La buena es que cualquier niño es un lector en potencia. Sólo hay que encontrar ese libro que hará «clic» en su cabeza, que encajará con él y abrirá la puerta a muchos más.
Por suerte hoy en día hay muchísima oferta y nunca es tarde para empezar ni hay una edad máxima o límite para que empiece a gustarte la lectura. Yo misma soy el mejor ejemplo porque tardé mucho en arrancar, pero desde el momento en que aprendí no he dejado de devorar libros.
Aquí te dejo unas cuantas ideas. Puedes seguirlas al pie de la letra o combinarlas entre ellas, pero lo que sí te recomiendo es que te armes de paciencia y le dediques tiempo para ver resultados.
Lo que sí te garantizo es la satisfacción de verle con la nariz metida en un libro y saber que es el mayor regalo que vas a poder hacerle nunca.
Vía Pica Pecosa |
Cómo fabricar un devora-libros:
# 1. El gusto por la lectura empieza a inculcarse desde que son bebés. A todos nos gusta que nos cuenten historias y los niños no son una excepción. Leerles un cuento (por ejemplo a la hora de ir a la cama) convertirá al libro en un compañero especial porque les hace pasar un momento precioso en compañía de la persona que más quieren en el mundo y servirá para iniciar la rutina de dormir.
Esto de leerles en la cama no es exclusivo para bebés, también funciona con los mayores. Puedes empezar leyendo tú un capítulo cada noche y si el niño quiere, alternarse para leerlo a medias. Da igual quién lea ni qué se lea, lo importante es que se de la combinación de niño más libro.
Nosotros lo hacemos con #laniña. Lo último que le leyó el #esposo es «La isla del tesoro» y ahora ella y yo nos turnamos para leer los de Harry Potter. Es el mejor momento del día y no nos lo saltamos por nada.
# 2. Hazle socio de la biblioteca y visitadla al menos una vez a la semana. Allí verá muchos libros con diferentes temáticas e incluso olores (como los de Jerónimo Stilton) y sonidos (Pablo Diablo por ejemplo).
Déjalo a su aire, que mire y curiosee. Si quiere uno que no es para su edad (tanto por arriba como por abajo) no le obligues a que lo cambie. Lo importante es que le apetezca, con el tiempo dará con lo que le gusta.
Y al revés lo mismo, si no quiere ninguno no se lo impongas. Mejor prueba a llevar tú uno de su edad. Cuando te pregunte (porque lo hará), le dices que tiene buena pinta y que te apetece leerlo. Raro será que no le pique la curiosidad y quiera que se lo leas o leerlo contigo:
# 3. No hay libros mejores ni peores. Un Mortadelo y Filemón, un Astérix o uno de cualquier youtuber son tan buenos como el que tenga más letra que dibujos. Quieres que lea, el qué es lo de menos. Mi experiencia con #laniña es que los tebeos son la puerta de entrada para otros. Si lo que leen les divierte es probable que quieran repetir.
Yo siempre digo que mientras sea lectura puede pedir lo que quiera, desde una revista del corazón o un libro de cocina hasta la sección de economía del periódico. De lo que se trata es que lea. Ya habrá tiempo para refinar los gustos.
# 4. No le obligues a que acabe de leer un libro antes de coger el siguiente. Nos pasa a todos, los hay que te enganchan y no te sueltan hasta el final y otros que no eres capaz de pasar de las primeras páginas. Repito que será por libros.
También se puede dar el caso contrario, que esté con varios a la vez. Mientras no exista el riesgo de morir aplastado debajo no hay problema. Yo suelo hacerlo para descansar entre ellos, cuando me saturo de uno cambio a otro y viceversa.
# 5. Ninguna celebración sin su libro. Intenta que en alguna se cuele un libro. Un cumpleaños, unos Reyes, un santo. Yo tengo por norma incluir siempre uno. En un primer momento pasará inadvertido, pero cuando haga recuento lo verá y con suerte empezará a leerlo. Lo importante es que formen parte de su vida.
# 6. Llévalo a un cuentacuentos si es pequeño y a un club de lectura si es mayor. Pocas cosas hay tan entretenidas como una historia bien contada o hacer actividades relacionadas con un libro. Pregunta en tu biblioteca, centro social o librería porque suelen programarlas a lo largo del año y son gratuitas.
# 7. Los 3 errores que jamás debes cometer: No le obligues a que lea. No le quites de jugar o hacer cosas que le gustan para que se ponga a leer. No le compares con otros niños que sí lo hacen.
Imagínate que te arrastran al gimnasio y te ponen a hacer ejercicio como un animal porque «es bueno para ti y en el futuro lo agradecerás». Después de semejante experiencia lo más probable es que empieces a sudar sólo con pensar en volver a poner un pie allí. Ahora traslada eso a los libros. Tu objetivo es acercar al niño a ellos, no que los deteste porque le hacen la vida más infeliz.
# 8. Intenta sacar unos minutos al día para que lea. Está el colegio, las extraescolares, los deberes. En el poco tiempo que les queda libre la tecnología claramente gana la batalla frente a los libros, pero puedes hacer una guerra de guerrillas.
No necesitas una hora, con unos minutos bastan. En casa desde siempre tenemos la norma de que después de cenar no se permiten pantallas. Eso sólo le deja la opción de leer antes de dormirse, y de momento no la desaprovecha.