5 cosas que hago / 5 cosas que no hago
Últimamente he estado pensando en esas pequeñas cosas que he dejado de hacer o que he empezado a hacer desde que me interesé por el minimalismo y por llevar un estilo de vida más saludable el año pasado. Por supuesto, hay muchas más, pero aquí tenéis algunas.
5 cosas que sí hago
ME ACUESTO MÁS PRONTO, Y MADRUGO
Realmente podría decirlo al revés, como madrugo bastante, me acuesto más pronto. Nunca he sido de las que se queda en la cama hasta tarde, pero ahora puedo decir que me levanto súper pronto. Los sábados es el día que más temprano me levanto, y aprovecho para hacer otra cosa que también ha mejorado mi calidad de vida: ir a comprar la fruta y la verdura al mercado (en serio, no hay color).
Solía quedarme despierta hasta las dos de la madrugada, y aunque igualmente me levantara pronto al día siguiente, no es lo mismo. Ahora estoy completamente lista para afrontar el día en cuanto salgo de la cama, tengo más energía y noto cómo dormir mis 7-8 horas diarias tiene un efecto directo en todo lo que hago. El sueño es súper importante, aunque pensemos que es una pérdida de tiempo.
UTILIZO JABÓN SÓLIDO
Hace años que me lavo la cara con jabón sólido, ahora también las manos, el cuerpo en la ducha… Siempre jabones artesanales y a poder ser ecológicos. Una pastilla de jabón rinde muchísimo más que el jabón líquido y suelen tener efectos que puedes ver y comprobar en la piel. Yo la tengo sensible, muchos productos convencionales me la irritan e incluso me producen alergia, así que este cambio ha sido maravilloso.
Para la piel del rostro uso un jabón artesanal de aloe vera y para el cuerpo voy variando. No todas las marcas me van bien, por ejemplo, soy fan de Lush, pero cierta marca conocidísima de jabones hechos a mano que seguro has comprado alguna vez, hace que me pique todo el cuerpo y que sea insoportable usarlos. Como todo, hay que probar antes.
BEBO LECHE VEGETAL
Nunca de soja (por tu bien hormonal, evítala como a la peste). Desde pequeña tenía problemas con la leche, porque no me gustaba y además me sentaba mal. A los 15 descubrimos que era intolerante, cosa que me libró de tener que seguir tomando algo que no está diseñado para nuestro cuerpo. No bebo leche de vaca porque está llena de porquería y me resulta tan extraño como si bebiera leche de gato. No quiero iniciar aquí un debate sobre la leche, creo que todos tenemos la suficiente información hoy en día y si no, podemos buscarla.
A cambio, bebo leche vegetal ecológica, principalmente de avena. Ya he dicho que no tomo soja porque tiene muchos efectos hormonales, pero no le hago ascos a la leche de arroz, de almendra, de quinoa… Por si no lo sabéis, hacer este tipo de bebidas vegetales en casa es muy fácil.
DOY UN PASEO LARGO CADA DÍA, USO LA BICI, CAMINO…
No me gusta el deporte, lo admito. Lo máximo a lo que llego es al senderismo y al yoga, todo lo que sea sacarme de ahí, uf. A cambio, sí puedo decir que camino muchísimo. Voy a todas partes andando, y me encanta. Si algo está a 40 minutos o menos andando, allá que voy. Para el resto de cosas utilizo la bici, y siempre que puedo me escapo con ella a hacer alguna ruta. Dicen que si mueves las piernas mueves el corazón y no puedo estar más de acuerdo.
BEBO AGUA ANTES DE ACOSTARME Y JUSTO AL LEVANTARME
Antes de ir a la cama bebo un vaso de agua, para que mi cuerpo tenga con qué funcionar mientras descanso (¿sabías que hacer esto previene los infartos cuando duermes?). Cuando me levanto, repito la operación, para ayudar al cuerpo a activarse y empezar bien el día. Parece una auténtica chorrada, pero se nota.
Y por si alguien tiene dudas, no me levanto en toda la noche para ir al baño.
5 cosas que no hago
NO TOMO AZÚCAR
De nuevo, no quiero hacer una guerra contra el azúcar aquí, pero es MUY MALO para tu salud. Hace un año y medio que dejé de tomar azúcar y la vida sin él no es un asco. Posiblemente ayuda que nunca haya sido de dulces, pero tengo que decir que consumo muchos más productos de ese tipo ahora que antes, eso sí, gracias a todo lo que existe hoy en día sin azúcar. Vivir con una persona diabética también ayuda, te hace más consciente de que está presente en casi cualquier alimento.
Además de que es malo, he llegado a la conclusión de que los alimentos tienen su sabor y punto, y si tengo que añadirles azúcar para hacerlos apetecibles, es que no me gustan. Lo mismo digo de los edulcorantes. Ahora me encanta el café sin azúcar ni endulzantes, cocino repostería sin él… Por supuesto, eso no quita que alguna vez si quiero comer algo y no lo hay sin azúcar, lo coma. Pero cuando dejas de comer azúcar, tu cuerpo cambia. Una semana después de dejarlo, ya no quieres mirar atrás.
NO USO MICROONDAS
Es más, no tenemos micro en casa. Cuando hicimos la obra, decidimos regalarlo. Y no es que sea una paranoica de las ondas radioactivas ni nada de eso, es simplemente que no calienta igual que los fuegos de la cocina. Además, tampoco me gusta por muchos motivos más, uno de ellos, que explica bien aquí, es que la comida necesita su tiempo para hacerse, para cocinarse, etc. No alimenta igual algo que has hecho en el microondas que algo cocinado a fuego lento, y eso después va a parar a tu cuerpo.
Si para hervir un vaso de agua y hacerme un té no puedo esperar dos minutos de mi vida, mal vamos.
NO TOMO BEBIDAS ALCOHÓLICAS DESTILADAS
Hace años que dejé de tomar bebidas destiladas (entre las que se incluyen ron, brandy, tequila, ginebra, etc.) y sólo tomo bebidas alcohólicas fermentadas (vino, cerveza y sidra). Para resumirlo, os diré que las bebidas fermentadas pasan por un proceso totalmente natural, mientras que las destiladas sufren un proceso artificial. A grandes rasgos, las fermentadas son sanas, las destiladas no.
Siempre digo que no bebo, pero lo que realmente quiero decir es que no salgo de esas tres bebidas: cerveza, vino, sidra. Es más, todos los días bebo una copa de vino, o tomo un vaso de cerveza o sidra con la comida.
Para que os hagáis una idea de las calorías vacías del alcohol: con el vino, el cava, la sidra o la cerveza no llegamos a 100 calorías por copa, mientras que con un combinado como gin tonic, etc. sobrepasamos las 500. Si eres de las que sale y se toma dos o tres copas, calcula.
NO COMPRO LIBROS EN PAPEL
Leo muchísimo y comprar libros en papel no es sostenible. Así que todos los compro en ebook. Por supuesto que no es la misma sensación, pero si al año leo unos veinte libros o más, que no voy a releer ni quiero conservar cogiendo polvo en una estantería, no es viable comprarlos en papel. También voy a la biblioteca cada semana.
Siempre hay excepciones, como los libros craft, que sí compro de vez en cuando si merecen mucho la pena.
NO USO EL MÓVIL EN LA CAMA NI ANTES DE ACOSTARME
Probado está de sobra que la luz que emite la pantalla del móvil impide a nuestro cerebro prepararse para dormir (o por lo menos, para dormir bien). Además, no es nada bueno acostarse y no dejar de mirar Instagram, Twitter, el correo… realmente pienso que los móviles se han entrometido en nuestras vidas de una forma brutal. La cama es sólo para dormir y para hacer cosas divertidas 😉
Una hora antes de acostarme, dejo el móvil de lado. Pongo el modo avión y me olvido de él. Y por la mañana lo mismo, nada de mirarlo recién levantada. Primero desayuno, planifico el día y cuando ha pasado casi una hora, entonces, desactivo el modo avión. Desconectar es muy necesario.
Otro día os hablaré más en profundidad de algunas cosas que he mencionado en esta lista, pero creo que os podéis hacer una idea de cómo implementar pequeñas rutinas saludables en vuestra vida, sin tener que hacer grandes cambios.
Feliz fin de semana 🙂
Entradas relacionadas: