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Fina la estufa de Parafina… y sus ruedas


El post de hoy es de esos de reciclaje máximo.
Pero antes de meterme en materia os quiero presentar a Fina, mi estufa de parafina:

Cuando decidimos pasar parte del invierno en el #apartamentitoyonolotiraria nos planteamos cómo narices calentarlo sin dejarnos una fortuna en ello.
Investigamos varias opciones, y pese a que nos llegamos a plantear una estufa de pellets estas se disparaban y requerían instalación.
Total, que al final topamos con este tipo de estufas que aunque no muy económicas tienen un alto poder calorífico. Tanto que son capaces de calentar hasta 30 metros cuadrados.
Tiene sus ventajas, como la rapidez con la que es capaz de calentar, su termostato, su apagado automático en cuanto detecta falta de oxígeno, etc.
Como inconveniente destacaría el consumo que no se acerca ni por asomo al que aparece en las especificaciones técnicas, sumándole a esto lo carísimo de la parafina (que ronda los 40€/garrafa de 20l). Podría decir que en la época más fría de este invierno llegué a gastar casi una garrafa por semana.


Pero bueno, no venía ha hablaros de Fina en sí, si no de cómo me las he ingeniado para poder moverla por la casa.
Fina pesa 8.6 kg, nada exagerado, pero tiene un sistema que si detecta un movimiento brusco se apaga, para evitar un accidente por derrame de combustible. Así que para moverla por la casa ha de ser suaaaave. Así es como se me ocurrió hacerle ruedas, parecidas a unas que vi en Leroy. No es que fueran caras para comprar unas echas, pero al precio que va la parafina había de hacer algo para compensar 😉

Total, que dispuesto ha hacer yo mismo las ruedas me puse a buscar los materiales.
Tenía una tabla de madera ya cortada por el taller que me venía genial en cuanto a medidas.
Misteriosamente aparecieron unas ruedas de tipo silla de escritorio, nadie sabe de dónde salieron ni cuanto tiempo llevaban guardadas, pero la cuestión es que eran perfectas!


Empecé tomando las medidas de la estufa y marcando por donde había que cortar la tabla.
Caladora en mano en un plis lo corté.
Lijé un poco para suavizar la madera, insistiendo donde había cortado con la caladora.
También redondeé los cantos, así si nunca choca con una pared o puerta evitamos marcas.

Preparé mi autosense y las brocas. Me encanta trabajar con esta herramienta!
Dibujé dónde irían colocadas las ruedas. Mi idea era hacer un agujero justo de la medida del eje de las ruedas para que estas quedaran encajadas a presión.
Y fui agujereando. Probaba de vez en cuando el tamaño para que quedaran justas.
Tan justas que alguna se resistía!


Finalmente lo pinté con spray negro, de ese que ya nunca falta en mi despensa!


Y ahora fina ya luce con sus ruedas y corre pasillo arriba, pasillo abajo dispuesta a trabajar duro por convertir un piso nevera en un lugar habitable!!!



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