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diy: regalos en tarros

¡Hola hola! Hoy os traigo una idea para envolver los regalos de una forma diferente. No valen todos, solo los más pequeñitos. Pero el resultado es genial y además el envoltorio no terminará en la basura, sino que tendrá nuevos usos. Se trata de hacer regalos… ¡metidos en tarros de cristal!

Para ello, solo necesitaréis tarros de cristal, de los típicos que acumulamos en la cocina de la mermelada o las conservas, y materiales para ponerlos bonitos. Los que yo he utilizado son de Kimidori, una tienda llena de cosas bonitas y materiales de lo más originales. Me gustó esta opción porque se sale de los ya clásicos washi tapes y sellos. Pero vamos, que hay infinidad de opciones.

Bonitos papeles navideños, etiquetas, cuerdas, purpurina, unos arbolitos de navidad, telas y papel de envolver serán mis materiales protagonistas.

Yo hice tres, para tres regalitos diferentes. Pero con todo lo que tengo por casa podría hacer miles. Podéis utilizarlos para envolver regalos de bisutería, pequeños objetos, ropa de bebé, materiales, o también para dar el típico sobre con dinero, o unos vales.

Como os digo, vale cualquier frasco. Podéis usar los reciclados, aunque si queréis, podéis comprar otros más monos. Solo tendremos que disimular las marcas y los dibujos indeseados. Voy a ir poco a poco.

El primero es el más sencillo. Introduje una tela enrollada, dejando hueco en el centro, para poder meter luego el regalo dentro. Así, aprovechamos casi todo el espacio y podemos introducir objetos más grandes.

Para que la tapadera no se quedara tan fea, la pinté con chalk paint gris.

Una vez seco, un poco de cuerda, y unas etiquetas hechas con papeles bonitos y una troqueladora hacen el resto. Un bonito bote que, sin los detalles navideños, se puede usar luego para acumular cualquier objeto o guardar el té.

El segundo bote es mi favorito. Para ello, di la vuelta al frasco, dejando la tapadera boca abajo. Metí uno de los papeles, que pone «ho ho ho». A continuación, con una pistola de silicona, puse un poco de pegamento y coloqué los tres arbolitos en la tapa. Dejé secar.

Luego añadí una cuerda y ya podemos abrir y cerrar el tarro todo lo que queramos, como para meter el regalito dentro, bien envuelto. Y después, se puede usar como decoración navideña, solo con los arbolitos y el fondo. ¡Es una monada!

No podía haber un tarro sin «brilli brilli», y ese fue el tercero. Puse tres tiras de celo de doble capa, y sobre ellas eché purpurina, sin miedo. Luego hay que limpiar… ¡pero merece la pena!

Rematé el tarro con tela, cuerda roja, y un par de etiquetas en las que además se puede escribir y dedicar el regalo. Luego, este frasco tan mono se puede usar como portavelas.

¡Y ya tenemos tres bonitos tarros para regalar!
¿Os imagináis la cara del receptor cuando vea un bote de cristal con un regalo dentro?

Claro, que, en mi caso, los materiales ayudaron mucho, porque son todos una preciosidad.
¿Os animáis?
¡Besitos!

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