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Cuadro con cartón kraft * DIY

Cuando era pequeña siempre me decía a mí misma que quería ser
la mujer de las tres S.

No superwoman, ni super rica, ni super guapa… No, yo quería ser
una mujer segura, serena y sensata.

Lo cierto es, y ahora me doy cuenta, que entonces lo era.
Pensé que la madurez me traería una mayor proporción de esas S
pero no ha sido así o, al menos, no exactamente así.

La mayor consciencia que van dando los años y las responsabilidades
que uno se va echando encima lejos de hacernos más libres, creo yo,
nos limitan y nos hacen temerosos, más inseguros y, por lo tanto,
vemos alterada nuestra serenidad.

En cuanto a la sensatez, quizás porque soy excesivamente responsable,
la he mandado al carajo en ocasiones y me he permitido transgredir,
hacer algunas locuras.

Además, como buena cáncer (no creo en los horóscopos pero me
reconozco en el carácter) soy lunera, de ánimo cambiante como la
luna y noto cómo me influyen sus ciclos.

Me he dado cuenta que cuando estoy sola, cuando nadie me ve,
cuando no tengo que interactuar con otros es cuando estoy más serena,
menos alterada (la propia etimología lo dice alter = otro), cuando soy
más yo misma.

Entonces vuelvo a ser la niña que quería ser la mujer de las tres S,
entonces soy serena, segura y sensata.

¿Tendría que haber añadido una S más, quizás?…

Sola… Me encanta estar sola… Necesito estar sola para
recuperarme (a mí misma).

Imagino, creo, ideo… y siempre me falta tiempo para imaginar más,
crear más, idear más…

No entiendo a las personas que dicen aburrirse… Hay tanto que hacer,
tanto por descubrir, por disfrutar. Y no es necesario buscarlo fuera,
al menos en mi caso.

A veces pienso que soy algo rarita pero no creo ser la única rara avis.

Y todo esto para contaros que el último fin de semana fue uno
de esos en los que pude disfrutar de ese tiempo cien por cien
para mí y creo que el resultado del DIY que comparto hoy para
los findes frugales de Colorín Colorado lo muestra.
Un sencillo cuadro creado a partir de la tapa de una caja de zapatos.

Realizada en cartón kraft, la caja no tenía nada impreso, tan solo
una pegatina de la marca que retiré con cuidado.

En papel de dibujo imprimí en blanco y negro una de mis fotografías
de un post anterior (aquí)

La recorté para que quedará a medio centímetro de los lados de
la tapa y después la pegué sobre ella con cola.

Simplemente…

El cuadro no pesa nada, apenas apoyado en una alcayata…

Leve, sencillo, evocando calma…
Etéreo… Tanto que desapareció de mi pared cuando acabé de
tomar las fotografías.

Está destinado a otro hogar, el de mi hermana, protagonista de la
fotografía y que acaba de cumplir años.

Un pequeño regalo lleno de grandes deseoS…

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